El 24 de agosto de 1902
se celebra un festejo taurino
en la misma Plaza Morón
y no llegando la licencia
del señor gobernador,
el alcalde se negaba
a dar la Plaza Morón.
Los mocitos muy serenos,
unos a otros se miraban
y gritando el toro si sale,
porque si no hay venganza.
El alcalde llama al sargento
que se presenta con toda su fuerza armada,
y decía el toro no sale,
por el honor de mi espada.
Los mocitos muy serenos,
unos a otros se miraban
y gritando el toro si sale,
porque si no hay venganza.
Cogió el muchacho animoso
Antonio Yuzo lo llaman,
giró la llave al toril
y al toro puerta le daba.
Los guardias hicieron fuego
en el medio de la Plaza
y Felipe Martín Lorenzo
con la alabarda les daba.
Y así terminó la historia
de unos mozos exaltados
que tres meses en Cáceres
en la cárcel lo tuvieron encerrados.
se celebra un festejo taurino
en la misma Plaza Morón
y no llegando la licencia
del señor gobernador,
el alcalde se negaba
a dar la Plaza Morón.
Los mocitos muy serenos,
unos a otros se miraban
y gritando el toro si sale,
porque si no hay venganza.
El alcalde llama al sargento
que se presenta con toda su fuerza armada,
y decía el toro no sale,
por el honor de mi espada.
Los mocitos muy serenos,
unos a otros se miraban
y gritando el toro si sale,
porque si no hay venganza.
Cogió el muchacho animoso
Antonio Yuzo lo llaman,
giró la llave al toril
y al toro puerta le daba.
Los guardias hicieron fuego
en el medio de la Plaza
y Felipe Martín Lorenzo
con la alabarda les daba.
Y así terminó la historia
de unos mozos exaltados
que tres meses en Cáceres
en la cárcel lo tuvieron encerrados.
Recopilado por Agustín
Vicente López