Talla de la Virgen de Valdefuentes
Hoy, 30 de abril de 2017, día de la Romería de la Virgen de
Valdefuentes, nos parece adecuado exponer algunos detalles de tan valiosa y
venerada imagen. Es una escultura románica que representa a la Virgen con el
Niño. Una de las imágenes más antiguas de Extremadura pues, como veremos, se
trata de una talla de madera de una época comprendida entre los siglos XII y
mediados del XIII, por sus características y contexto histórico.
Según cuenta una leyenda local muy antigua, la
imagen fue encontrada en el hueco de una encina en el siglo XIII por los
primeros habitantes del entorno de Montehermoso (pues aún no existía este
municipio), en la dehesa de Valdefuentes, cerca del castillo sarraceno de
Pelayo Velídiz (ubicado en un cerro junto al río Alagón, entorno ya poblado por
los romanos y conocido por los comarcanos como La Atalaya), muy relacionado con
los lugares próximos de Galisteo y Coria (a los que servía de avanzadilla defensiva
u ofensiva, según los sucesivos procesos de la reconquista).
Su ocultamiento en el tronco pudo producirse
durante los reinados de los leoneses Fernando II (1157-1188) o Alfonso IX
(1188-1230), pues fue entonces cuando se originan frecuentes enfrentamientos
(razzias) entre musulmanes y cristianos para dominar el Valle del Alagón
(Coria, Galisteo, La Atalaya, etc.).
La talla original se situaba hasta principios de
siglo XXI en la ermita de su nombre –Valdefuentes– edificio construido en el
lugar donde cuenta la leyenda que se encontró la imagen. Milagrosamente y tal
vez debido a la ignorancia, siempre se libró de ser robada (aunque sí el
“cepillo” de los donativos de sus devotos.
La talla de María, de 60 centímetros de altura,
tiene a su Hijo sobre su rodilla izquierda, y sobre una mano derecha de
descomunal tamaño sostiene una fruta esférica. Los zapatos son puntiagudos y
los pies parece que le cuelgan sobre el escabel, lo que viene a reforzar aún
más su antigüedad. Por detrás presenta un hueco de considerables dimensiones,
procedimiento porque servía para sanear la madera y aligerar el peso, ya que
las vírgenes de esta época las llevaban los ejércitos en campaña: en este caso,
y como anticipábamos, un destacado líder que pugnaba por la reconquista del valle
del Alagón. La imagen tiene unas medidas desproporcionadas, y mira al frente.
Como es evidente, el Niño es de menor tamaño y
bendice con dos dedos de su mano derecha, mientras que en la izquierda porta
los Evangelios sobre su rodilla izquierda. También su mirada se dirige al
frente: es más proporcionada, pero su cabeza presenta una ligera inclinación
hacia el lado izquierda (tal vez para no ocultar el rostro de su Madre).
Observo que el sector inferior de la cara denota ciertos rasgos infantiles,
mientras que el superior es más adulto.
El punto de vista ideal para ver a la Virgen y al
niño es el frontal y existe gran hieratismo y rigidez en ambas imágenes, no
existiendo comunicación entre ambos (algo muy común en la antigüedad referida).
A principios del siglo XVIII se pusieron de moda
las imágenes de vestir para ponerles mantos y alhajas donadas. Y, desde
entonces, a los montehermoseños no les gusta despojarla de sus prendas. Pero el
13 de febrero de 1982, a puerta cerrada, en compañía del secretario general del
obispado don Ciriaco Fuentes Baquero y el párroco del pueblo D. Fausto Sánchez
Dorado, se le despojó de sus hábitos; y fue en aquel momento cuando se hizo
visible la escultura de la Virgen con el antes escondido Niño. También fue
restaurada entonces, pues tal vez en los siglos XVII o XVIII se “guapearon”
gran número de imágenes de la época románica, retocando los rostros del grupo
escultórico.