El amor a la fuerza
Cupido cambia el arco por la escopeta
y en vez de lanzar flechas, larga tiros
y pedradas
Esta noticia causó mucha conmoción en
1930 y fue durante mucho tiempo comentada y reflejada en antiguas coplas, que
en Montehermoso recitaba el ciego de Aceituna que venía acompañado de su lazarillo.
Los periódicos de la época se hicieron eco de ella y así lo relataban en esta crónica
que apareció el 22 de agosto de 1930 en el diario Nuevo Día.
La vecina de
Montehermoso, María M. A., de 49 años de edad y viuda, se hallaba días pasados
en la casa de una huerta de su propiedad en el sitio llamado “Hinojal”, del termino de Guijo de
Coria.
La
acompañaban sus dos hijas, y de pronto, fueron desagradablemente sorprendidas
por un fuerte golpe que produjo una piedra que alguien desde el exterior había
arrojado contra la puerta de la casa.
Al mismo tiempo se oyeron dos disparos de arma de fuego.
Las asustadas mujeres comenzaron a pedir auxilio y a
continuación quisieron ver quien llamaba a la puerta con tan violentos modales,
curiosidad que no tardaron en satisfacer.
Quien llamaba a la puerta y el que arrojó la tremenda
pedrada, era nada menos que Cupido; a unos seis metros de la casa se hallaba el
travieso y mitológico niño, representado en la figura de un hombre, sin los
ojos vendados, vestido a la antigua usanza del país y sosteniendo en una mano,
en lugar de un arco, una imponente escopeta.
El hombre estaba locamente enamorado de una hija de
María, la cual no le hace el menor caso, y él, con su pasión arrolladora, no
vacila en cometer las mayores atrocidades, tales como las que estamos
refiriendo, en la que amenazaba con matar a la madre si la hija no accedía a
sus pretensiones.
Después de insistir el individuo en sus propósitos, se
ausentó por unos momentos, en vista de que a las voces de auxilio que
profirieron las mujeres se habían acercado varias personas de las huertas
inmediatas, y cuando estaban todos reunidos comentando lo ocurrido, apareció de
nuevo el tipo, que hizo otro disparo contra el grupo, sin que afortunadamente
hiciese blanco, ya que el proyectil se desvió unos cuantos metros.
Después intervino la guardia civil, y cuando el desdeñado
amante regresaba el día 18 de Plasencia, fue detenido en las inmediaciones del
río Alagón, en el sitio llamado “Aceña
Vieja”, del término de Montehermoso.
Le ocuparon la escopeta y lo pusieron a disposición de la
autoridad judicial.