Argimiro Quijada Pulido (Fotografía: Juan Jesús Sánchez Alcón) |
ARGIMIRO QUIJADA PULIDO
La historia de Argimiro, es la historia de una persona que dedicó toda su vida a la música tradicional extremeña, interpretando canciones con la flauta y el tamboril, y reconocido como uno de los mejores tamborileros extremeños de todos los tiempos. Argimiro está llamado a ser una figura legendaria dentro del grupo de los Negritos de San Blas en Montehermoso.
La historia de Argimiro, es la historia de una persona que dedicó toda su vida a la música tradicional extremeña, interpretando canciones con la flauta y el tamboril, y reconocido como uno de los mejores tamborileros extremeños de todos los tiempos. Argimiro está llamado a ser una figura legendaria dentro del grupo de los Negritos de San Blas en Montehermoso.
Aprendió de oídas, escuchando muchos días al gran tamborilero Antolín Garrido Iglesias, considerado uno de los mejores tamborileros de Extremadura por el famoso investigador Manuel García Matos. Antolín con el tiempo se convertiría en su futuro suegro.
Pocos tamborileros pueden decir que estuvieron tocando para la gran artista Doña Concha Piquer, ya que estuvo varios meses actuando en su compañía en el año 1952. Solamente la lejanía de su joven esposa Rigoberta, le hizo regresar a casa y abandonar la compañía, algo que sintió mucho la gran artista, ya que le tenía mucha estima a Argimiro. Fue precisamente esta circunstancia (el hallarse fuera actuando), lo que motivó que no acudiera a los actos de la coronación de la Virgen del Puerto en Plasencia, donde cosecharon un enorme éxito los Negritos de Montehermoso.
De él aprendí muchas historias que tuvo este legendario grupo de danzantes a lo largo de su trayectoria. Anécdotas simpáticas que me hacían reír por las ocurrencias y aventuras que tenían. Y emoción, mucha emoción cuando hablaba de mi padre (otro personaje legendario de los Negritos), persona a la que él quería mucho y amigo de toda la vida. Por eso yo también me considero su amigo, juntos hemos pasado algunos buenos momentos comentando historias y disfrutando de sana compañía.
Recuerdo con especial cariño cuando le concedimos uno de los Premios Andares en el año 2008, unos meses antes yo le di mi palabra de que conseguiría que hablara con Concha Márquez Piquer, hija de Concha Piquer, y a la cual “jalagó” (meció) muchas veces de pequeña.Ni corto, ni perezoso, me pongo en contacto con su esposo Don Ramiro Oliveros, y digo Don Ramiro, porque se porto como un autentico caballero y escucho con una educación exquisita la propuesta que le exponía una persona de un pueblo de Cáceres, llamado Montehermoso. Le pedí que Concha se pusiera en contacto con Argimiro, al cual le íbamos a entregar un premio en reconocimiento a su labor, y cuál fue mi sorpresa que atendieron de muy buen agrado todo lo que le propuse. Solamente un viaje que tenían programado por aquellas fechas impidió que Concha y Ramiro estuvieran en Montehermoso.
La nota curiosa ocurrió cuando Ramiro llamaba y llamaba a casa de Argimiro y nadie le cogía el teléfono, entonces me telefonea y me dice “Juan Jesús, que no dejo de llamar a Argimiro y nadie me coge el teléfono, dime como puedo localizar a este hombre”. Por aquella fecha Argimiro tuvo que ingresar por una enfermedad en el hospital. Inmediatamente me pongo en contacto con sus hijas y les digo “Estad atentas que Ramiro Oliveros y Concha Márquez van a llamar a vuestro padre”. Y así fue. Ese acto tan bonito dice mucho de la grandeza de las personas. ¡Se me olvidaba deciros que Concha le hizo algunas preguntas a Argimiro para saber si todo era cierto y este le contestó con todo detalle!.
Aun hoy me emociono cuando recuerdo como su hija Rosa me llamó emocionada explicándome como Concha se puso en contacto con su padre cuando estaba convaleciente en el hospital, y como él lo contaba orgulloso a todas las enfermeras y médicos. Ese momento tanto para Argimiro, como para sus hijos y nietos fue memorable, y yo me siento muy orgulloso de ello, ya que le prometí que Concha hablaría con él y cuando lo cumplí, sentí que había hecho muy feliz a una familia entera y que había hecho realidad el deseo de una persona a la cual quería mucho. (nada me hizo más feliz en ese momento). Por eso cuando vemos como las personas no hacemos más que ponernos zancadillas y trabas. No dejamos de criticar lo que los demás hacen (sin parar a mirarnos a nosotros mismos y nuestros defectos), me paro un momento a pensar y digo “Porque en vez de criticar a los demás, no hacemos algo hoy por lograr que una persona sea un poco más feliz. Cuesta muy poco, y la recompensa emocional es enorme”.
Argimiro Quijada Pulido recibió un galardón en la IV Edición de Premios Andares en reconocimiento a la labor realizada en la difusión y conservación del Folklore Tradicional Extremeño.
Miguel Garrido Dominguez (Foto Cris) |
MIGUEL GARRIDO DOMINGUEZ
De bien nacido es ser agradecido, y yo por eso te agradezco públicamente lo mucho que nos enseñaste, porque fuimos muchos los que aprendimos de tus sabias palabras. Cuanta gente comenta historias que aprendieron de tu boca, cuanto se habrá escrito y hablado a costa de tu rico legado.Yo he de estar eternamente dando gracias, por permitir pasar algunos momentos a tu lado escuchando con emoción tu ilustrada oratoria.
Aprendí a conocer el Covacho, la “Abrigá” de Tío Andares, los molinos y lagares del lugar, los hornos paneros, zahúrdas antiquísimas, los majadales, el Lavil de Miguel, Valcuervo, “Las Pasaeras”, Las Potras y otros muchos parajes de los que me hablaste. Pero lo más importante ha sido el descubrir (cual explorador contemporáneo), todo aquello de lo que me hablabas, para luego comentarlo contigo. Para decirte las sensaciones que sentía al encontrar el Covacho y la “Abriga” de Tío Andares. Recuerdo como alzabas el bastón y con la mano temblorosa me comentabas “Hay si no me fallaran las piernas, me iría contigo de buena gana”. No olvido el brillo de tus ojos emocionado cuando te comentaba lo que descubría o cuando te regalaba algún trabajo que realizaba.
En mi memoria pervive la emoción que tenías cuando te entregué el premio que te otorgó la Asociación Andares en reconocimiento a tu labor y el cariño con el que tu familia acogió ese galardón. Yo, aunque no tan sabio como tú, sigo aquí intentando poner en valor todo aquello que me constates, y tú recuerdo y el afecto con el que me trataste, me anima a seguir para que tu legado salga adelante.
Miguel Garrido Domínguez recibió un galardón en la I Edición de los Premios Andares en reconocimiento a la difusión y conservación de la cultura Tradicional Extremeña.
Maria Franco Garrido (Foto Cris) |
MARÍA FRANCO GARRIDO
Cada vez que paso por su puerta, la recuerdo con su moño, su cobija y sus medias azules. Esa sonrisa encantadora y esa mirada viva, siempre viva y clara. Hace unos años un grupo de investigadores estaban aquí en Montehermoso, realizando un trabajo de investigación sobre el folklore y la cultura tradicional en Extremadura, y en el que participé como asesor en Montehermoso. En una de las jornadas que nos disponíamos a entrevistar a Miguel Garrido Domínguez en sus tertulias habituales en la Plaza, cuando caminábamos antes de llegar al Pozo Fernando, apareció como una centella una señora de corta estatura que cruzaba rauda y veloz por la calle del comercio de “Tía Carmen” en dirección a la iglesia.
Recuerdo como todos se quedaron asombrados y sorprendidos, y llegaron a pensar que era alguien que se había disfrazado para la ocasión, ya que tenía preparada una pequeña demostración en el barrio del Albadil con varias mujeres ataviadas con sus trajes típicos. Pero les dije que no, que la mujer que habían visto pasar era “Tía María de Tío Cleto” (como la conocemos popularmente en el pueblo), y que era un estandarte y símbolo de nuestra cultura tradicional, por ser de las pocas mujeres que quedaban vistiendo a la antigua usanza. ¡Consíguenos una entrevista con ella, por dios! (exclamaron), y dicho y hecho, fueron a verla y vinieron prendados por su gracia, su buen humor, sus canciones y su corazón tan bondadoso. “Tanto retrato y tanta cámara, pero luego aquí nadie suelta una perra”, decía riendo a carcajadas, con ese salero que dejaba con la boca abierta a todos.
Cada vez que la veía caminar con esa alegría, pensaba en lo mucho que han padecido nuestros mayores para sacarnos adelante en esta vida, ya que a ellos les toco vivir en tiempos muy difíciles. Pensaba en que antes había poco estrés y depresiones, sencillamente porque se tenía muy poco, y la cabeza solo se preocupaba de poder salir adelante cada día. Pero en los tiempos actuales, queremos tenerlo todo: buen trabajo, buen coche, buena casa, todos los caprichos que nos podamos permitir, comentar lo grande que somos y lo bien que hacemos las cosas, y a nuestros hijos llenarles de todos los caprichos que quieran para que simplemente nos dejen en paz. Que puede pasar con todo esto, pues muy sencillo, que nunca podremos aprender a valorar lo que significa el sacrificio personal, porque como nos lo dan todo no sabemos apreciar lo que mucho que cuesta salir adelante en esta vida y las cosas tan maravillosas que dejamos de lado. Y luego viene el estrés, la depresión…Preguntadle a nuestros mayores cuantas veces fueron al médico porque tenían depresión y veréis que os cuentan.
María Franco Garrido recibió un galardón en la I Edición de los Premios Andares en reconocimiento a la difusión y conservación de la cultura Tradicional Extremeña.
Gracias a Argimiro, a Miguel, a María y a todos nuestros mayores, por la valentía con la que nos sacaron adelante, tenemos que aprender mucho de vosotros.
Juan Jesús Sánchez Alcón
25 de diciembre de 2009