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Los Negritos de San Blas "Tradición Centenaria"

martes, 20 de agosto de 2024

La visita de la Escuela Oficial de Cerámica Artística de Madrid a Montehermoso en el año 1927

Felicia González Pulido fue una de las modelos pintadas en 1927 con motivo del curso realizado en Montehermoso por la Escuela Oficial de Cerámica Artística de Madrid cuyo director era Francisco Alcántara. Fotografo: Manuel Díez García. Fotografía cortesía de Félix Clemente González. Trabajo de investigación “Diálogos para la historia”.

En el verano de 1927, Montehermoso vivió un acontecimiento que marcaría un hito en su historia cultural, la visita de la Escuela Oficial de Cerámica Artística de Madrid. Fundada en 1911 bajo la dirección del reconocido ceramista Francisco Alcántara Jurado. Esta prestigiosa institución eligió nuestro pueblo como escenario para un curso de verano, con el objetivo de sumergir a sus alumnos en las raíces más profundas de la cerámica tradicional española. La elección de Montehermoso no fue casual; su rica tradición en la artesanía y su idiosincrasia única ofrecían el marco perfecto para el aprendizaje y la creación artística.

Acompañados por destacados profesores como Aniceto García, Manuel Gómez y Máximo Rodríguez, los estudiantes se adentraron en el estudio de las técnicas y motivos cerámicos propios de nuestro pueblo. Con el barro plasmaron la esencia de Montehermoso en sus obras, modelando, pintando y fotografiando las escenas más típicas del pueblo y sus habitantes. Durante la estancia de la Escuela Cerámica de Madrid en Montehermoso, recibieron la visita del historiador placentino Joaquín Rosado Munilla.

Francisco Alcántara Jurado

El resultado de este intenso periodo creativo fue una exposición de gran envergadura, inaugurada el 25 de noviembre de 1927 en el Salón de Exposiciones del prestigioso Círculo de Bellas Artes de Madrid. La muestra reunió más de 400 obras de pintura y escultura, realizadas no solo en Montehermoso, sino también en Paris y en otros rincones de España como La Alberca, Valle de Ansó y Ágreda. Estas obras ofrecían una visión de la riqueza y diversidad de la cerámica española, mostrando cómo cada región aportaba su estilo y técnicas únicas a este arte ancestral.

Entre las piezas más destacadas de la sección escultórica dedicada a Montehermoso, sobresalía un majestuoso bajorrelieve de Emeterio Valiente titulado "La vida agrícola de Montehermoso". Esta obra, junto con otras como "Los desposados" de Manuel Gómez, "El viejo murmurador" de Manuel Eguía y "La arriscada montehermoseña" de Julián Ortiz, completaban un conjunto que capturaba con maestría la esencia, idiosincrasia y el carácter de nuestros paisanos, y sus costumbres típicas.

La exposición que reunía los trabajos realizados por los alumnos de la Escuela Oficial de Cerámica Artística de Madrid, tras su estancia en diversos puntos de España, contó con una presencia de excepción. A tan importante exposición acudió la infanta doña Isabel, acompañada de la señorita Margot Bertrán de Lis. La relevancia del evento atrajo a la alta sociedad madrileña, convirtiendo la inauguración en un acontecimiento social y cultural de gran envergadura.

A su llegada, la recibieron el marqués de Argüeso, presidente del Círculo, y los miembros de la Directiva don Eduardo Chicharro, don Marceliano Santa María, don Juan Gómez Renovales, don Alberto F, Blanco, y, en representación de la Escuela de Cerámica, su director, don Francisco Alcántara; profesores y una representación de alumnos. El protocolo y la cortesía presidieron el recibimiento, dando la bienvenida a una figura de la realeza que se mostraba siempre interesada en las manifestaciones artísticas de su país.

La infanta contempló detenidamente las obras expuestas, interesándose vivamente por los trabajos realizados en Montehermoso, en Paris, en La Alberca, en Ansó y en Val de San lorenzo. Su mirada recorrió cada una de las piezas, deteniéndose en los detalles y en la técnica empleada por los jóvenes artistas. La Infanta Isabel, mostró un gran aprecio por el talento y la originalidad de las obras expuestas, especialmente aquellas que reflejaban la riqueza y diversidad de las tradiciones cerámicas españolas.

Los Modelos de la Escuela de Cerámica en Montehermoso

Felicia González Pulido, una joven montehermoseña, se convirtió en una de las musas de los artistas visitantes. Junto a otros vecinos de nuestro pueblo, posó para ser retratada y pintada. Quedando plasmada en pinturas y retratos que capturaban no solo su apariencia física, sino también el espíritu de Montehermoso y nuestra indumentaria tradicional. Más allá de las técnicas y los estilos artísticos, este curso fue un encuentro entre artistas y vecinos que se convirtieron en protagonistas de las obras, poniendo rostro a la vida cotidiana del pueblo.

Desde la Escuela de Cerámica de Madrid se llevó a cabo una gran labor en el estudio de las artes populares y de lo auténtico que aún quedaba en los pueblos españoles. Para ello, se seleccionaban aquellos lugares que habían conservado de manera más fiel sus costumbres ancestrales. Pueblos donde el tiempo parecía haberse detenido y donde las tradiciones se transmitían de generación en generación.

Con el objetivo de que los alumnos tuvieran un contacto directo con estas tradiciones, la Escuela organizaba residencias de estudiantes en distintos lugares de España durante los veranos. Estas estancias eran auténticas inmersiones culturales en las que los jóvenes artistas convivían con los lugareños, aprendiendo de sus saberes y técnicas. Equipados con cámaras fotográficas, pinceles y barro, los estudiantes capturaban la esencia de cada lugar, desde los trajes regionales hasta los objetos cotidianos, pasando por los paisajes y la arquitectura tradicional.

En muchas de las cientos de charlas con nuestro mayores y en diversas jornadas de investigación, anotaba con inusitada sorpresa los datos que me aportaban algunas personas que me hablaban de unos pintores que vinieron a Montehermoso con muchas señoritas que causaron sensación en el pueblo. Anoté de un señor importante que se quedó en casa de don Tiburcio el médico. De los retratos y pinturas que hacían a la gente. De cómo les hacían posar horas y horas, y la fatiga que pasaban al permanecer quietos. Y me hablaban de aquellos calores sofocantes que los montehermoseños a duras penas soportaban. Y todo ello lo situaban a finales de los años 20.

Por estas fechas, en el verano del año 2019 estaba investigando datos sobre la tradición de Las ánimas Benditas en nuestro pueblo, me entrevistaba con algunos de los que siendo niños participaron en esta singular celebración. Uno de ellos era Félix Clemente González, con el que tuve tres días varias entrevistas relacionadas con este hecho. En una ocasión mientras teníamos una de nuestras conversaciones, su esposa, Angustias Mesa Gil, sacó del baúl de los recuerdos un conjunto de fotografías familiares. Entre ellas, se encontraba una imagen que me llamó poderosamente la atención, una joven mujer, con la mirada llena de vida y ataviada con el traje tradicional de Montehermoso.

Fue Lili Clemente Mesa, hija de Félix y Angustias, quien me reveló la identidad de la joven de la fotografía, su abuela, Felicia González Pulido. Según Lili, su abuela solía contar que, siendo joven, unos señores habían llegado al pueblo para hacer fotos y pintar, y que a ella le hicieron una fotografía mientras un señor la pintaba. En ese momento, una chispa de curiosidad se encendió en mi interior.

Mi investigación dio un giro inesperado al toparme con un tesoro oculto, una fotografía antigua que conectaba a Montehermoso con un importante acontecimiento artístico del pasado. Aquello supuso una emoción desbordada para mí. Intrigado por esta revelación, comencé a cotejar fechas y datos. Pronto descubrí que este hecho había tenido lugar en el año 1927, con motivo de un curso organizado por la Escuela Oficial de Cerámica Artística de Madrid.

La fotografía de Felicia González Pulido es, sin duda, un fruto de aquellas jornadas de investigación artística. Su imagen, fijada en el tiempo, nos conecta de manera íntima con un pasado que, hasta hace poco, parecía perdido en la memoria colectiva. Este hallazgo ha reavivado mi interés por aquella época y me ha impulsado a profundizar en la investigación sobre el impacto que tuvo la visita de la Escuela de Cerámica de Madrid en nuestro pueblo, un acontecimiento que con el tiempo se había olvidado por completo y que mi empeño y perseverancia ha rescatado del olvido.

Durante mucho tiempo fui indagando hasta encontrar el rastro de tan sublime evento histórico en varias publicaciones, que no sin gran esfuerzo, y en una ardua tarea de horas, días y años logré por fin constatar.


Adjunto artículo publicado en el diario Nuevo Día del 27 de julio de 1927 en el que habla de la visita de la Escuela Oficial de Cerámica Artística de Madrid a Montehermoso.

Procedentes de Madrid, llegaron días pasados a esta villa, el director de la Escuela Oficial de Cerámica Artística, don Francisco Alcántara, con los profesores de dicha escuela, don Aniceto García, don Manuel Gómez y don Máximo Rodríguez y un grupo de gentiles señoritas alumnas de la Escuela. El objeto de esta excursión es la de estudiar la cerámica regional y las notas típicas de Montehermoso, que encierra numerosas bellezas, todas ellas interesantísimas bajo el aspecto artístico.

La personalidad del señor Alcántara es sobradamente conocida, no solo como director de esta escuela, sino como cronista de “El Sol”, donde ha hecho interesantes campañas de crítica artística.

El pueblo de Montehermoso ha tributado un cariñoso recibimiento, lleno de simpatía, a los profesores y alumnos, multiplicándose todos los vecinos para proporcionales cuantas facilidades son factibles para la misión que les ha traído. Especialmente el presidente del Comité de Unión Patriótica y reputado médico don Tiburcio Garrido, se desvive y multiplica para hacer grata la estancia en Montehermoso a los ilustres visitantes.

Los excursionistas se muestran encantados de su estancia, especialmente el señor Alcántara quien está dispuesto a que durante el cursillo veraniego que efectúan, los alumnos trasladen al lienzo, a la modelación y a la fotografía las innumerables belle- zas de la población y de sus alrededores, así como la típica nota de los trajes locales llenos de color y originalidad.

El director de la escuela, señor Alcántara, se aloja en la casa solariega de los señores Garrido y los profesores y alumnas en los domicilios de las personas más significadas de la localidad, rivalizando unos y otros en agasajar a sus huéspedes y hacerles más grata la estancia en este pueblo.

Reciban todos los huéspedes de Montehermoso, el más cordial saludo del Ayuntamiento y del pueblo, deseándoles éxitos en sus trabajos artísticos, que servirán para engrandecer a España en el extranjero, por donde se difundirá principalmente.

 

A.    BLASCO ÁLVAREZ

Julio de 1927

 

Nuevo día: Diario de la Provincia de Cáceres: Año II Número 280 - 1927 Julio 27





domingo, 11 de agosto de 2024

La importancia de preservar nuestras raíces. El caso del folclore y la indumentaria tradicional de Montehermoso

La pureza del folclore de Montehermoso, con su rica historia y sus bailes, es un legado cultural que debemos proteger. Nuestras danzas y nuestra indumentaria tradicional representan la identidad de nuestro pueblo. Es por ello que cualquier interpretación o modificación arbitraria de estas expresiones artísticas constituye una afrenta a la herencia de nuestros antepasados.

Tenemos el compromiso ineludible de preservar nuestra cultura tradicional, transmitiéndola de generación en generación de manera rigurosa y respetuosa. Esto implica divulgar los conocimientos sobre nuestros bailes y nuestra indumentaria de forma clara y accesible, enseñando a las nuevas generaciones y al resto de ciudadanos la importancia de mantener viva nuestra identidad.

La alteración de las danzas y ritmos folclóricos de Montehermoso es algo que preocupa y mucho entre todas las personas de nuestro pueblo, más cuando esa modificación de nuestras danzas populares la vemos a menudo, y es interpretada como si fueran los bailes originales, algo que principalmente las personas mayores lo ven como un agravio a nuestra historia, nuestro folclore y nuestra cultura tradicional.

Esta alteración o modificación de nuestro folclore puede provocar la pérdida de nuestra identidad cultural, y dar pie a la confusión por la apropiación y uso incorrecto de nuestras manifestaciones populares. No olvidemos que nuestras danzas y nuestra indumentaria son expresiones auténticas de nuestro pueblo, y al intentar modificar nuestro folclore desvirtúan su esencia, perdiendo así su carácter auténtico e identitario.

Un caso muy destacado es la danza de “El Pollo” que en muchos casos es interpretada de una manera totalmente distinta a como se hace en Montehermoso, y que nuestros antepasados se han encargado de transmitir de generación en generación para que no se perdiera la auténtica esencia de este baile.

Es fundamental comprender que muchas personas que hoy en día bailan nuestras danzas, lo hacen con la mejor intención, pero fueron enseñadas de manera diferente al interpretar nuestros bailes. Es posible que hayan aprendido pasos o movimientos impuestos o inventados que, aunque rítmicos, no pertenecen a nuestra tradición y que, por tanto, están adulterando o modificando nuestro autentico folclore.

Es común ver cómo se altera la vestimenta, se simplifican los pasos de nuestros bailes o se les añade elementos ajenos a nuestra cultura. Esta apropiación cultural no solo desvirtúa la esencia de nuestras tradiciones, sino que también genera una sensación de falta de reconocimiento a nuestras auténticas tradiciones.

Es fundamental comprender que el traje tradicional no es un simple disfraz. Es un símbolo de pertenencia, un reflejo de nuestras raíces y un homenaje a nuestros antepasados. Vestirlo implica un profundo respeto por la historia y la cultura de Montehermoso. Bailar nuestros bailes requiere un conocimiento exhaustivo de las coreografías y de la música que las acompaña, así como una sensibilidad especial para transmitir la emoción y el sentimiento que estas expresan.

Es hora de reivindicar la importancia de preservar nuestras raíces. Debemos promover el conocimiento y el respeto por nuestro folclore y nuestro traje tradicional, enseñando a las nuevas generaciones cómo vestirlo y cómo bailar nuestros bailes de manera correcta. Asimismo, es necesario establecer mecanismos que garanticen la protección de nuestro patrimonio cultural y eviten su apropiación indebida.

Solo a través de la educación, el respeto, la difusión y la defensa de nuestras tradiciones podremos asegurar que el folclore y el traje tradicional de Montehermoso siga siendo un símbolo de identidad y un legado para las futuras generaciones.

Nuestros antepasados son los guardianes de nuestra identidad cultural

Nuestros antepasados son los verdaderos depositarios de nuestra cultura y tradiciones. Han sido ellos quienes, a través de generaciones, han transmitido de forma oral y práctica los conocimientos sobre nuestros bailes, la forma correcta de vestir el traje tradicional y los secretos que encierra cada prenda.

Existen formas de interpretar nuestras danzas que nunca se han utilizado en nuestro pueblo. Nuestros mayores, quienes heredaron estos bailes directamente de sus antepasados, poseen el conocimiento más profundo y auténtico sobre nuestros ritmos y movimientos. Ellos son los mejores garantes de la conservación de nuestra tradición y de su autenticidad.

Por lo tanto, es fundamental escuchar y aprender de nuestros mayores, quienes son los depositarios de este valioso legado. Al hacerlo, no solo estaremos honrando su memoria, sino que también estaremos asegurando que las futuras generaciones puedan disfrutar de la riqueza y la belleza de nuestro folclore.

Agradecimiento a los grupos que preservan nuestro folclore y tradiciones

En la actualidad, Montehermoso sigue siendo un baluarte de la cultura y las tradiciones gracias al esfuerzo incansable de diversos grupos que se dedican a la preservación y promoción del folclore local. Estos colectivos, que incluyen a Sabor Añejo, Los Negritos de San Blas, Aires Montehermoseños y los grupos del Centro de Mayores, realizan una labor extraordinaria para mantener viva la herencia cultural de nuestro pueblo.

Sabor Añejo es uno de los grupos más reconocidos en la preservación de las tradiciones musicales y el folclore de Montehermoso. Está formado por apasionados del folclore, que se dedican a interpretar y difundir las canciones y bailes que han sido parte del acervo cultural de nuestro pueblo durante generaciones. Su nombre refleja el profundo respeto por las raíces y la autenticidad con que abordan cada representación, conectando el pasado con el presente a través de su arte.

Los Negritos de San Blas representan una de las tradiciones más antiguas y emblemáticas de Montehermoso. Este grupo, que actúa cada año en la festividad de San Blas, mantiene viva unas danzas que combinan elementos religiosos y festivos. Su labor es fundamental no solo en la conservación de estas danzas, sino también en la transmisión de su significado y simbología a las nuevas generaciones, asegurando que esta parte esencial del folclore montehermoseño no se pierda con el tiempo.

Aires Montehermoseños es otro grupo destacado en la promoción del folclore local. A través de la música y la danza tradicional, se dedican a rescatar y difundir las expresiones culturales que forman parte de la identidad de Montehermoso. A través de sus presentaciones, Aires Montehermoseños no solo entretiene al público, sino que también enseña y conciencia sobre la importancia de preservar las tradiciones que identifican a nuestro pueblo.

Los grupos del Centro de Mayores juegan un papel crucial en esta tarea de salvaguarda cultural. Los mayores de Montehermoso, que han vivido de primera mano muchas de las tradiciones que hoy se consideran parte importante de nuestro patrimonio cultural, son los depositarios de un saber que han transmitido con dedicación y cariño. Estos grupos participan activamente en eventos culturales y festivos, compartiendo su conocimiento y experiencias, y asegurando que las tradiciones no solo se mantengan, sino que se vivan y se sientan como parte del día a día.

En conjunto, estos grupos representan la dedicación y el compromiso de los montehermoseños y montehermoseñas por preservar su folclore y sus tradiciones. Su trabajo no solo enriquece la vida cultural del pueblo, sino que también fortalece los lazos culturales y asegura que las futuras generaciones continúen valorando y celebrando su herencia cultural. Gracias a ellos, Montehermoso sigue siendo un referente en la conservación de la identidad cultural extremeña.

Entre la leyenda y la historia. La indumentaria tradicional de Montehermoso al descubierto

La indumentaria tradicional de Montehermoso es un elemento emblemático de la cultura y el folclore de nuestra región. Sin embargo, a lo largo del tiempo, han surgido múltiples mitos y afirmaciones erróneas sobre la gorra, los trajes típicos y su significado, especialmente en relación con el estatus social de la mujer montehermoseña.

Uno de los errores más comunes es denominar el traje de diario de las mujeres de Montehermoso como "traje de soltera". Esta clasificación es incorrecta, ya que el traje no diferenciaba ni la edad ni el estado civil de la mujer, ni tampoco su estatus social. Esto desmiente la creencia de que el color de las mantillas indicaba si una mujer era soltera, casada, viuda, o incluso la edad de la persona que la usaba. En realidad, el traje de diario era una vestimenta común y no tenía connotaciones especiales sobre la vida personal de quien lo llevaba.

Otra afirmación falsa que ha circulado es la idea de que la borla de la cobija (una prenda que cubre la cabeza) indicaba si una mujer era virgen o que, en el caso de las viudas, sugería su deseo de volverse a casar. Estas suposiciones son completamente infundadas y no tienen respaldo en la historia y las tradiciones de Montehermoso.

Las imágenes y pinturas de mujeres con el traje de Montehermoso a menudo perpetúan estos estereotipos. Es importante destacar que, en muchas representaciones artísticas de la época, los autores, con el objetivo de capturar la esencia de la indumentaria, presentaban modelos usando el "Traje de Rueda" (traje de boda) junto con la gorra de espejo, algo que en realidad no era común para esas ocasiones. Además, en algunas imágenes, las mujeres aparecen con la cara tapada por un pañuelo mientras usan el traje de gala y la gorra de espejo, lo cual también es incorrecto, ya que este atuendo era más bien parte de la vestimenta diaria y no de las ocasiones especiales. El pañuelo tapando la cara tenía que ver con mantener la piel protegida del sol, por eso antiguamente la mujer montehermoseña se tapaba bien, para que no le diera el sol y así tener más blanca y reluciente la cara.

Una de las prendas que generó cierta polémica en alguna ocasión es la esclavina. La controversia giraba en torno a la posición de la esclavina, a la derecha o a la izquierda. Sin embargo, esta polémica es innecesaria, ya que no había una regla estricta sobre cómo debía llevarse; cada mujer la acomodaba de la manera que le resultaba más cómoda o que le daba mejor aspecto. Con el tiempo, el uso se estandarizó, pero originalmente no había una posición "correcta".

Otro mito común es el de la supuesta autenticidad de ciertas fotografías que representan el "auténtico traje de montehermoseña". Muchas de estas imágenes en realidad muestran trajes de gala que solo podían permitirse las personas más pudientes del pueblo, ya que los fotógrafos tendían a seleccionar los atuendos más impresionantes y decorados. Esto creó una imagen distorsionada de la vestimenta cotidiana de las mujeres del pueblo, que muchas veces era mucho más sencilla, adaptada a las limitaciones económicas de cada familia.

Sobre el alzapón, que es una cuerda con una borla en el extremo utilizada para sujetar los calzones, en Montehermoso también se conoce con el mismo nombre, aunque lo correcto sería llamarlo "calzón de alzapón".

En cuanto a los sombreros utilizados por los hombres de Montehermoso, hasta principios del siglo XX los más comunes eran el sombrero calañés de ala ancha (similar al estilo castellano) y el sombrero chambergo. Con el tiempo, estos fueron reemplazados por el sombrero de fieltro y el sombrero de copa, reflejando una evolución en la moda masculina de la época.

Mitos y leyendas en torno a la indumentaria tradicional de Montehermoso

A lo largo de los siglos, la indumentaria tradicional de Montehermoso ha evolucionado en función de los usos y necesidades del momento. Las personas del pueblo se adaptaban a su entorno, a sus costumbres y tradiciones, lo que convirtió a su vestimenta en un símbolo importante de identidad cultural. Es por esto que la indumentaria de Montehermoso no solo es una expresión de moda, sino también un reflejo de la historia y las tradiciones de nuestro pueblo.

Alrededor del traje típico y la gorra de Montehermoso se han creado una serie de mitos y leyendas que, en este texto, se han abordado y desmentido con el fin de preservar la autenticidad de la indumentaria tradicional y dignificar el traje típico como parte integral de la identidad cultural de nuestro pueblo. Las personas mayores y aquellas relacionadas con el folclore de Montehermoso nunca han respaldado las teorías que diferenciaban entre gorras de soltera, casada o viuda, por considerar que estas denominaciones carecían de fundamento y distorsionaban su auténtica historia.

Es por tanto un importante elemento que personifica nuestra cultura, folclore y tradiciones, siendo representado en diversas celebraciones, actos festivos y eventos familiares. A través de la indumentaria tradicional de Montehermoso, se mantiene viva una parte esencial de la identidad colectiva del pueblo, transmitiendo de generación en generación los valores y la historia que han dado forma a nuestras raíces y tradiciones. La vestimenta, más que un simple atuendo, se convierte en un símbolo de pertenencia y orgullo cultural, reflejando el arraigo a las costumbres que han sido cuidadosamente preservadas a lo largo del tiempo.

Es evidente que los mitos en torno a la gorra han sido alimentados por interpretaciones sin base histórica, y con el paso del tiempo, estas historias ficticias han sido asumidas como verdades. Sin embargo, muchas mujeres mayores del pueblo afirman que usaban la gorra de espejo en diversas ocasiones, no solo cuando eran jóvenes o solteras, sino también en festividades y celebraciones, sin importar su estado civil.

Otro mito es la teoría de que el espejo en la gorra de Montehermoso proviene de la influencia de las bodas gitanas. En realidad, la inclusión del espejo, al igual que las lanas y abalorios coloridos que adornan la gorra, fue una innovación decorativa introducida por Ana García Ruano (la creadora de la gorra de Montehermoso que conocemos actualmente) y no tiene ningún vínculo con tradiciones gitanas.

Como antes exponía, es importante destacar que, en las bodas montehermoseñas, el traje de novia o "Traje de Rueda" no incluía la gorra, sino que la mujer se cubría la cabeza únicamente con un pañuelo y una cobija, dejando claro que muchas de las creencias populares sobre la indumentaria de Montehermoso no se ajustan a la realidad histórica. Es crucial preservar la autenticidad y rechazar las versiones distorsionadas que desvirtúan las verdaderas tradiciones del pueblo.

La gorra de espejo de Montehermoso ha sido objeto de numerosos mitos y malentendidos a lo largo del tiempo. Uno de los errores más persistentes es la creencia de que los hombres rompían el espejo de la gorra de su mujer para que ningún otro hombre pudiera mirarse en él, o que la mujer lo reemplazaba cuando se casaba. No es cierto. Esta idea carece de fundamento histórico y cultural en Montehermoso.

Tampoco es cierto que un espejo roto en la gorra significara que la mujer había perdido su virginidad. Esta interpretación es completamente falsa y no corresponde a ninguna tradición real del pueblo.

Asimismo, no existe una clasificación de gorras según el estado civil de la mujer, como soltera, casada, casada alegre, viuda o viuda alegre. Esta categorización es un mito sin base en las costumbres de Montehermoso.

Respecto al uso de la gorra de espejo por mujeres casadas y mayores, es importante señalar que estas también la lucían en numerosas ocasiones, especialmente durante fiestas o celebraciones tradicionales. No era un accesorio exclusivo de mujeres jóvenes o solteras. De hecho, muchas mujeres mayores del pueblo confirman que solían usar la gorra de espejo, desmintiendo así los falsos mitos que han surgido alrededor de esta prenda. Estas mujeres recelaban de las historias inventadas que intentaban distorsionar la realidad de su cultura y vestimenta tradicional.

Sobre los tipos de Gorra de Montehermoso

A pesar de lo escrito y publicado en varios trabajos sobre la gorra de Montehermoso, lo cual merece todos mis respetos y consideración, es importante aclarar que las diferencias entre los tres tipos de gorra nunca se han basado en el estatus social de la mujer montehermoseña, ya fuera soltera, casada o viuda. Estas distinciones se han interpretado erróneamente a lo largo del tiempo, cuando en realidad eran simplemente una cuestión ornamental y no una señal de la condición civil de la mujer.

Los auténticos y verdaderos modelos de gorras son la gorra de espejo, que no debe ser confundida con una "gorra de soltera", ya que también las casadas se la ponían. La gorra de clavelera, que no está reservada solo para las mujeres casadas, y la gorra de luto, que también es una variante de la clavelera, y no una gorra exclusiva para viudas, ya que se la ponían las montehermoseñas (jóvenes, adultas, solteras o casadas) que perdían algún familiar y con ellas guardaban el luto. Estas distinciones muestran que la elección de la gorra estaba más relacionada con el estilo personal y el gusto estético que con cualquier tipo de codificación social o marital.

Este enfoque ornamental refleja una rica tradición en la que la creatividad y el deseo de embellecerse juegan un papel central, independientemente del estado civil o la edad de la mujer. La gorra de Montehermoso, en sus diferentes formas, es un testimonio del patrimonio cultural del pueblo, que se expresa a través de colores, formas y detalles decorativos, y no a través de símbolos de estatus o roles predefinidos. Esta interpretación más auténtica y precisa de las gorras refuerza la idea de que la vestimenta tradicional es, en su esencia, una expresión de identidad cultural más que una simple categorización social.

¿Cómo podemos proteger nuestro patrimonio cultural?

Registrando los testimonios de nuestros mayores y documentando los procesos de elaboración de los trajes tradicionales, de nuestra gorra y la ejecución de nuestras danzas.

Creando espacios de formación donde se transmitan los conocimientos de nuestros antepasados a las nuevas generaciones.

Difundiendo el conocimiento, ya que es fundamental que cada vez más personas conozcan la historia y el significado de nuestro traje típico.

Promoviendo el uso correcto a través de eventos y actividades donde se muestre la manera adecuada de vestir el traje de Montehermoso es una excelente forma de preservar su autenticidad.

Organizando talleres, charlas, eventos culturales y actividades que permitan dar a conocer nuestras tradiciones y fomentar el interés por ellas.

Realizando y promocionando publicaciones para fomentar el conocimiento y el respeto por este valioso legado cultural.

Trabajar para que nuestra gorra, nuestro traje, nuestras danzas y nuestras tradiciones sean reconocidas y protegidas por las leyes.

Involucrar a los vecinos y asociaciones de Montehermoso en la preservación de nuestro patrimonio cultural a través de actividades y proyectos colaborativos para la recuperación de tradiciones perdidas.

Apoyar iniciativas de protección y colaborar con personas, asociaciones y organizaciones que trabajan para salvaguardar nuestro patrimonio cultural es fundamental.

Exigir respeto a nuestro folclore y tradiciones. No permitamos que se trivialice o se tergiverse la historia de nuestro traje y nuestro folclore. Denunciemos cualquier uso inadecuado y promovamos el respeto por nuestras tradiciones.

La protección de las danzas tradicionales de Montehermoso

Es fundamental proteger la pureza de las danzas tradicionales de Montehermoso. Estas danzas, transmitidas oralmente y enseñadas a través de nuestros mayores, son una expresión auténtica de las vivencias de nuestro pueblo.

A lo largo del tiempo, hemos sido testigos de cómo estas danzas se han visto alteradas y adulteradas, perdiendo parte de su esencia original. La incorporación de elementos ajenos, la simplificación de los pasos y la falta de rigor en su ejecución son algunos de los factores que han contribuido a esta pérdida de autenticidad.

Nuestros antepasados nos legaron un rico patrimonio cultural, del cual la indumentaria y las danzas tradicionales son parte fundamental. Es nuestra responsabilidad preservar este legado y transmitirlo a las futuras generaciones, y asegurar que nuestras tradiciones perduren en el tiempo. Al hacerlo, estamos honrando la memoria de quienes nos precedieron y fortaleciendo nuestra identidad como pueblo.

La Indumentaria Tradicional de Montehermoso un legado que merece ser protegido

El traje tradicional de Montehermoso es mucho más que una simple prenda de vestir. Es un legado cultural que ha sido transmitido de generación en generación, cargado de simbolismo y arraigado en nuestras tradiciones. Este conjunto de prendas, rica en historia y simbolismo, representa junto a su gorra la identidad y el orgullo de un pueblo con una rica tradición cultural.

Lamentablemente, a lo largo de los años, hemos sido testigos de una preocupante adulteración de nuestro traje típico. La falta de conocimiento y el uso inadecuado han puesto en riesgo la pureza y autenticidad de esta valiosa herencia. Es fundamental tomar conciencia de la importancia de preservar cada detalle, desde los tejidos y los bordados hasta la manera correcta de llevar las prendas.

El traje de Montehermoso no es un disfraz; es una expresión artística de nuestra cultura tradicional. Cada prenda, cada color y cada adorno tienen un significado profundo, transmitido de generación en generación.

Es hora de reivindicar la autenticidad y el valor de nuestra indumentaria tradicional. Debemos exigir que se reconozca el traje y la Gorra de Montehermoso como un Bien de Interés Cultural, garantizando así su protección y preservación para las futuras generaciones.

I Jornadas sobre Indumentaria Tradicional de Extremadura en Montehermoso

El 2 de febrero de 2019, Montehermoso se convirtió en el epicentro de la cultura tradicional extremeña al acoger las I Jornadas de Indumentaria Tradicional de Extremadura. Este evento, organizado por el Área Natural Extremadura, fue una iniciativa que contó con el respaldo y la colaboración del Ayuntamiento de Montehermoso, así como de varios investigadores y personas profundamente vinculadas al folclore, la historia y la cultura de la región.

La Asociación Área Natural Extremadura destacó que el propósito de estas jornadas era salvaguardar la indumentaria tradicional, especialmente la de Montehermoso, y dignificar el traje típico como una parte esencial de las señas de identidad cultural de la localidad. Este evento no solo fue una oportunidad para mostrar la riqueza y diversidad de la vestimenta tradicional, sino que también se enmarcó dentro de una línea de actuación más amplia destinada a la difusión y divulgación del folclore y la cultura tradicional de la región.

Las jornadas reunieron a expertos y aficionados del folclore, quienes compartieron su conocimiento y experiencias sobre la importancia de la indumentaria tradicional como símbolo de la herencia cultural de Extremadura. A través de conferencias, exposiciones y debates, los asistentes pudieron profundizar en la historia, el simbolismo y la evolución de los trajes típicos, así como en su relevancia actual.

Uno de los principales objetivos de las jornadas fue fomentar y poner en valor el uso de la indumentaria tradicional, no solo como una pieza de museo, sino como un elemento vivo que forma parte del día a día y de las celebraciones de Montehermoso y otros pueblos de Extremadura. De este modo, se buscó inspirar a las nuevas generaciones para que continúen apreciando y utilizando estas prendas, asegurando así la continuidad de las tradiciones locales.

 

Más información en https://montehermosocultural.blogspot.com/

La gorra de Montehermoso: mitos, orígenes y realidades

Aportación a la memoria histórica de la indumentaria tradicional de Montehermoso

I Jornadas sobre Indumentaria Tradicional de Extremadura



jueves, 15 de febrero de 2024

Montehermoso en 1930 por Cayetano Molina. "El pueblo de los trajes típicos y de los rotulados prestigiosos".

Transcripción de un artículo de Cayetano Molina aparecido en el periódico Nuevo Dia el 2 de junio de 1930.

AL PASAR

El pueblo de los trajes típicos y de los rotulados prestigiosos

Cuando las últimas insistentes lluvias abrileñas, pensé ir a Montehermoso desde Plasencia; Cecilio, el popular montehermoseño, dueño y chófer a la vez de un moderno “auto”, me dijo por entonces que el camino desde el río Alagón estaba intransitable; desistí del viaje y en los primeros días de Mayo me fui con él, suponiendo que ya estaría el camino en condiciones para que el “auto” marchara por él; pero verá el lector lo que pasó, si es que tiene la paciencia o la curiosidad de leerme.

Se sale de Plasencia por el trozo que hay construido de la carretera de Alberca, que es de mucha importancia, tanto para nuestra provincia como para la de Salamanca, y que por lo menos cuando pase por Villanueva de la Sierra, resolverá fundamentalmente el problema de las comunicaciones para Montehermoso y pueblos de la comarca, ya que se une en dicho sitio a la carretera de Valverde del Fresno a Hervás. Pues bien, el paisaje por este lado, es el netamente extremeño, de las grandes dehesas; pero observo que las casas son señoriales en dichas dehesas, tienen aspectos de palacios; además veo que estos propietarios tienen muy amplias dependencias para el ganado vacuno, y en conjunto producen el efecto de que estas dehesas no son explotadas por los rudimentarios sistemas conocidos, sino con avisado plan industrial, que es la norma de los propietarios de las mismas.

Antes de terminar el miriámetro, la carretera está cortada y en ella se está trabajando, y tenemos que coger un camino tortuoso, cuyos peligros salva la pericia del buen Cecilio. Llegamos al río Jerte, muy cercano a Carcaboso, y una barca que debió servir para que por allí pasaran los contemporáneos de Noé, nos lleva al otro lado y minutos después atravesamos Carcaboso. Como allí no conozco a nadie, no nos detenemos y continuamos la marcha dirección Valdeobispo, donde pernoctamos y saludé a los buenos hermanos Conejero y al profesor señor Corbo, que amable siempre, nos invita a tomar unas cervezas; observo a los muchachos y veo sus trabajos y las hojas de la arboricultura maderable y frutal de la comarca, que en menudos álbums tienen reunidas (ya detallaré todo lo de Valdeobispo en otro trabajo). Continuamos la marcha y llegamos a las Huertas, que a derecha e izquierda del río Alagón están enclavadas; allí existen uniformadas, con calles y todo, lo que un vecindario cualquiera pueda tener, (un vecindario de carácter pedáneo, se entiende); más de 200 casas, donde viven otras tantas familias de Valdeobispo y de Montehermoso, cultivando las hortalizas y el pimentón, que cuando ya están fuera de los secaderos lo llevan a moler a Plasencia.

Gusta de ver las huertas y las casas y el abundante alumbrado y el río al medio; nos viene a la mente algunas de esas acuarelas que alguna vez con deleite hemos visto de las encantadoras rías gallegas, con sus soñadoras aldeas, besadas por algún afluente del Miño, o por el Miño mismo, porque este paisaje cautiva nuestra atención y más cuando vemos aquí y allá, como un pequeño ejercito dispersos, las hortelanas con el típico sombrero montehermoseño, con vivos colorines y con el espejito que parece ojo de ciclope, mirando al que mira.

Y aquí empiezan los inconvenientes; como el camino se está arreglando, el “auto” no puede pasar por él; Cecilio tiene la costumbre de dejar allí su “auto” y en caballerías transporta a los viajeros hasta Montehermoso; como yo no puedo montar en caballerías, porque soy muy mal jinete y además en este mundo he conocido ya muchas bestias y estoy harto de ellas, porque sé lo que dan de sí, renuncio a montar y Cecilio que tiene un alma muy grande, hace que pase el “auto” por la barca y con él me conduce hasta la llamada Cuesta, desde cuyo sitio ya es imposible andar más con el “auto”, y los cinco kilómetros que quedan los ando cuesta arriba, que si no es muy pendiente, es lo suficiente para que mi rostro sea bañado con abundante sudor.

Anduve muy despacio, porque era la manera de llegar más pronto y menos rendido; en los cinco kilómetros me senté cinco veces y fumé cinco cigarros; esto da la medida de lo que tardé en llegar a Montehermoso.

Lo primero que se ve de frente, es una ermita y al lado izquierdo la plaza de toros; veo los rótulos de las calles y me agradan. Fíjese el lector en los nombres de las principales calles de este pueblo original y típico, y verá que los que hayan tomado el acuerdo de dar esos nombres, pensaron en grande, mejor dicho, en las grandezas humanas, en los genios que con sus vidas ejemplares fueron honra de la Humanidad.

“Oído a la caja”, como se epigrafía una de las más leídas secciones de este periódico.

Nombre de las calles tal como las copié:

Daoiz y Velarde, Pizarro, Cervantes, Bravo Murillo, Martínez de la Rosa, Obispo López, Moreno Nieto, Gonzalo de Córdoba, Galeno, Quintana, Libertad, Sócrates, Valdegamas, Hernán Cortés, Colón y Cisneros.

Coincidirás conmigo, lector amable, en que estos nombres revelan ya la noble contextura espiritual del pueblo que con ellos ha sabido rotular sus calles.

¡Cuantas buenas cosas tienen los pueblos de nuestra provincia, y a veces qué poco son conocidas!

Y Montehermoso tiene aspectos muy interesantes que en otros artículos trataré.

 

CAYETANO MOLINA

Miajadas, 29 Mayo 1930.

 

Nuevo día: Diario de la Provincia de Cáceres: Año V Número 1157 - 1930 Junio 02