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Los Negritos de San Blas "Tradición Centenaria"

lunes, 16 de septiembre de 2013

Episodios de Montehermoso: La Historia de Félix Alcón Gil

                                                     Félix Alcón Gil
INTRODUCCIÓN

Siempre me fascinó la historia y la vida de mi tío Félix, recuerdo desde mi niñez a mi madre hablando de su hermano, lo hacía de de forma reservada y aludía a lejanos recuerdos de su infancia y juventud con cierto aire de nostalgia. Cada vez que me veía leyendo o escribiendo me decía “eres igual que tu tío Félix, siempre con los libros en la mano”. Con el paso de los años dediqué una parte de mi tiempo a investigar y conocer más sobre su vida, sus costumbres y las causas de su marcha a Madrid.

Mi curiosidad innata, la falta de información y lo poco que la familia sabíamos sobre él me llevó a investigar sobre su vida y las circunstancias de aquella época que le tocó vivir. De su historia apenas quedaban vagos recuerdos de su afición a la lectura, su facilidad  de palabra y su afinidad con las ideas republicanas.

A lo largo de estos años tomé nota de varios relatos que me contaron, recuerdo con especial cariño cuando mi madre estaba enferma en la cama y sonreía cuando le enseñaba su fotografía, abría los ojos y sonriendo me hablaba de cómo se fue voluntario a la mili, como allí le cogió la guerra y como fue encarcelado y liberado al finalizar la contienda. También me comentaba como luego se fue a Madrid y allí ejerció de fotógrafo hasta que murió de una pulmonía a la edad de 33 años. Mi tía Ascensión y mi tía Vicenta coincidían en que era un hombre que sabía mucho y escribía muy bien, en eso se parecía al abuelo Bernabé que siempre leía el periódico para estar informado.

Además me entrevisté con otras personas mayores que lo conocieron bien, tanto a él, como a mis abuelos. De esas charlas tan didácticas guardo un buen recuerdo con Miguel Garrido Dominguez, que me hablaba con templanza y sabiduría sobre la vida y los episodios de aquellos años. Con mi vecino Ramón Quijada Clemente también he pasado interesantes veladas donde entre charla y charla me decía que el siendo adolescente se acuerda mucho de cuando vinieron a detenerlo los guardias. Los dos me contaron muchas cosas de su vida.

Mi madre comentaba cuando estaba cuidándola los últimos meses de su vida que a mi tío Félix le gustaba mucho la fotografía y la lectura, siempre decía que yo había cogido el gusto por escribir como él, algo que también me decía Miguel Garrido Domínguez. Con todo este trabajo pude indagar y averiguar parte de su historia y a la vez recuperar algunos episodios de la vida de Montehermoso en las primeras décadas del siglo XX.

NACIMIENTO Y FAMILIA

Félix Alcón Gil nació el 18 de mayo de 1912 en Montehermoso. Hijo de Bernabé Alcón Galindo que por aquel entonces tenía 32 años de edad y de Justa Gil Morcillo de 27 años. En su acta de nacimiento expedida el día siguiente (19 de mayo de 1912), figuran los abuelos paternos que eran Ramón Alcón Jiménez y Filomena Galindo González. La profesión de mi bisabuelo Ramón era la de molinero, oficio que también heredó luego mi abuelo Bernabé que ejerció de “Maestro Lagarero”, llevando las cuentas en el Lagar de las Cuatro Calles del aceite y el control de los chiqueros o compartimentos donde se depositaban las aceitunas antes de prensarlas para elaborar el aceite. Otro oficio que compaginaba el abuelo Bernabé era el de pescador en el río Alagón, siendo considerado como uno de los mejores y más famosos de aquella época.

La mayoría del año Bernabé trabajaba de jornalero, ya que tenía su huerta en el Cuarto Holgado (Huerta de los Davises) donde regaban con una bomba de mano que sacaba agua de una noria, más abajo tenían una charca desde la que regaban por gravedad debido a la pendiente del terreno.

Tengo constancia de que cultivaba tabaco en la campaña 1937/38, como hace referencia un documento de ese año sobre la concesión permanente para cultivar tabaco en la parcela nº 1 en el paraje del Embarcadero, teniendo como linderos a Inocencio Pulido y Santiago Garrido. Félix ayudaba a sus padres en las labores del campo y en sus ratos libres departía charlas e inquietudes con otros vecinos afines a sus planteamientos políticos.

Mi abuelo Bernabé era un hombre respetado y siempre estuvo muy bien considerado en el pueblo. También era muy beato, ya que acudía todos los domingos a misa con mi abuela Justa. Le gusta leer el periódico y estar informado de la actualidad. Cuando los paisanos porfiaban enfrentando sus ideas políticas el cantaba sainetes y coplas en tono burlesco atizando campechanamente a unos y otros para suavizar las tensiones.

En una ocasión le contó al joven Ramón Quijada Clemente como unos paisanos de Montehermoso se burlaban de la gente que estaba en las huertas o en el campo con el ganado y les daban de lado. En cierta ocasión se metieron con “Tío Claudio” cuando se arrimó a “Tía Matea”, pero en esto que vino un hombre con gallardía harto de tantas burlas y les dio una buena “somanta” a todos, y ya no se volvieron a meter con nadie.

                             Justa Gil Morcillo y Bernabé Alcón Galindo
FELIX EN CEUTA

Félix se fue voluntario al servicio militar en África siendo muy joven y estuvo destinado en la Comandancia General de Ceuta, en Planas Mayores y  Grupo del Hacho del regimiento de Artillería de Costa de Marruecos en Ceuta. Cuando estalló la guerra civil la mayoría de los soldados que estaban en contra del golpe, se sublevaron y para ello tenían pensado un asalto a la fortaleza del Hacho el 15 de agosto de 1936 para liberar a los políticos, sindicalistas y militares que no se sumaron al golpe, pero tras una traición fueron detenidos y varios de ellos fusilados. Los artífices de este complot, eran un cabo de automovilismo Julián del Barrio y el soldado Urbano Bautista, que intentaron convencer a sus compañeros realizando octavillas escritas a mano que decían “Soldados, rebelarse contra vuestros jefes, contra el facio nos tenemos que unir todos".

En estos meses hubo una gran represión en Ceuta que sufrieron los que habían defendido la República por su labor política y aquellos que eran simpatizantes o realizaban otras actividades culturales, lo que originó que se masificaran las cárceles ceutíes y la zona del Protectorado español en Marruecos. Félix estuvo detenido en Ceuta y por aquel entonces se libro de ser fusilado, aunque otros paisanos no corrieron la misma suerte.

LA POTSGUERRA

Regresó después de la guerra a Montehermoso, pero debido a que su padre gozaba de buen prestigio aquí no fue encarcelado, aunque tenía que presentarse todos los meses en el Cuartel de la Guardia Civil para pasar lista. Bien es sabido de que Tío Félix a veces chocaba con el abuelo Bernabé por planteamientos ideológicos.

Los que le recuerdan comentaban que era una persona reservada, pero que gozaba de gran inteligencia. Aparte de que su comportamiento siempre fue correcto, no dando lugar a problemas, aunque su ideología era contraria al poder público que estaba en esos años de postguerra.

Félix y su amigo Lorenzo hablaban mucho de política en la huerta, y por aquel entonces Ramón Quijada Clemente que era muy joven, con apenas 15 años se quedaba a escucharles, en una ocasión y ante la retorica y palabras que Félix utilizaba y que eran muy poco comunes en la época, le entró la risa. En esto que se le queda mirando y le hace señas a Ramón con el dedo en la cabeza como diciendo “tú no estás bien de la cabeza” y Ramón se quedó extrañado al no entender nada, luego con el tiempo se hicieron grandes amigos.

En una ocasión Félix no se presentó a pasar lista en el Cuartel de la Guardia Civil, por lo que se presentaron en la huerta los guardias José y Alvaro “El Chato”. Preguntaron en la casa de su padre pero no estaba, luego vieron al joven Ramón sentado y le preguntaron también, a lo que este contestó “yo no he visto nada, yo no he visto nada”. Luego entraron por la caseta de “Los Morientes” y lo encontraron en un sitio donde guardaban el heno. Por este hecho fue detenido una semana aproximadamente y recibió una reprimenda de mi abuelo Bernabé. Esto fue aproximadamente a principios de la década de 1940.



SU MARCHA A MADRID

Al poco tiempo se fue a Madrid por sus desavenencias con su padre que no quería que entrara en política, allí se quedaba en una pensión donde siguió investigando con sus libros, escritos y trabajando de fotógrafo. Mi madre siempre me decía que todo lo que el tenia quedó en manos de la dueña de la pensión cuando murió en el año 1945 a la edad de 33 años debido a una neumonía. Fue enterrado en una fosa común en el cementerio de La Almudena.

Mi madre me contaba cuando estaba enferma en la cama lo contenta que se puso cuando vino una vez su hermano Félix siendo ella muy joven y le decía mi tía Ascensión “mira Gloria, mira quien viene a verte”. Y ella siempre se quedó con ese bonito recuerdo.

Anexo:
Félix Alcón Gil era el tercero de cuatro hermanos y el único varón. La mayor era Ascensión que nació el 24 de mayo de 1906, seguida de Vicenta nacida el 13 de octubre de 1908, a continuación nació Félix el 18 de mayo de 1912 y la más pequeña Gloria (mi madre) que nació el 4 de abril de 1920. 

Actualmente estoy intentando averiguar la fecha de nacimiento de otra hermana que murió posiblemente entre 1914 y 1918, también estoy intentando poder obtener más datos sobre las causas y el día y mes de su fallecimiento.

A toda mi familia y en especial a mi tío Félix le dedico este sencillo homenaje escrito.


Proyecto de Investigación "Díalogos para la Historia"
Juan Jesús Sánchez Alcón


lunes, 5 de agosto de 2013

José Ortiz Echagüe y las fotografías sobre los tipos y trajes de Montehermoso


José Ortiz Echagüe, su vida, obra  y trayectoria profesional


Las imágenes históricas de Montehermoso tienen uno de los episodios más importantes en el viaje que realizó a esta localidad José Ortiz Ochagüe en el año 1931. Pero antes de entrar en este tema, y debido a que mucha gente desconoce su extraordinaria trayectoria, vamos a dar un repaso a su biografía para conocer la vida y la obra de este autor que está considerado el mejor fotógrafo español de la historia y un hombre de gran visión empresarial, ya que fue ingeniero, profesor militar, piloto de aviación, piloto de globos, empresario, fundador y presidente de grandes empresas como Construcciones Aeronáuticas S.A. (CASA), SEAT,  y fotógrafo de gran creatividad. 

José Ortiz Echagüe en ávila
Biografía

José Ortiz Echagüe nació en Guadalajara el 21 de agosto de 1886. Hijo de familia de militares, su padre Antonio Ortiz y Puertas, nacido en Granada, fue coronel del ejército y profesor en la Academia Militar de Ingenieros. Su madre era natural de Álava, aunque de ascendencia navarra. Pasó su infancia en Logroño, ya que su padre fue destinado allí, y fue en esa ciudad en la que vivió su juventud hasta que cumplió veinte años. Su hermano Antonio Ortiz Echagüe fue un destacado pintor de la época al que siempre acompañaba desde pequeño a buscar paisajes para sus cuadros. La trayectoria fotográfica de José Ortiz Echagüe viene como consecuencia de la negativa de su padre que era muy tradicionalista.  Al ver la afición que estaba despertando en su hijo la pintura, influyó en él para que la abandonara, ya que consideraba que no podía mantener a dos hijos artistas. En una ocasión le llegó a decir “no quiero dos calamidades en casa”. Ese fue el motivo por el que José Ortiz Echagüe enfocara sus inquietudes artísticas al mundo de la fotografía, por ver negada su vocación pictórica debido a la imposición de su padre.

Inicio de su trayectoria Fotográfica 

En 1898 cuando tenía doce años le regalan su primera cámara fotográfica, una Kodak de ocho por ocho con la que realiza sus primeras instantáneas en los parajes de su infancia, la ciudad de Logroño y lugares aledaños. En 1901, con quince años, su tío Paco (General Francisco Echagüe Santoyo) que era agregado militar en la embajada de España en Paris, le regalaba una cámara Photo Esphère con la que realizaría algunas de sus fotografías más emblemáticas. Desde niño ya mostraba sus intenciones artísticas y su creatividad, por eso el mismo revelaba sus negativos usando la técnica del carbón directo sobre papel fresson. En 1903, con dieciséis años José  Ortiz Echagüe realizó una de sus mejores obras Sermón en la aldea, que está considerada una obra maestra de la fotografía. Esta instantánea se realizó en Viguera (Logroño). A pesar de su edad demostró ser perseverante y persuasivo, ya que fue capaz de convencer a 29 hombres y mujeres, incluido el párroco en el púlpito, para que acudieran a la iglesia y así poder tomar esa instantánea para la que tuvieron que posar un par de días para el joven José. Regresó días más tarde a repetirla, ya que un niño se movió y tuvo que volver de nuevo a convencerlos para que posaran en medio minuto de  exposición, en la que aparecía todo un pueblo. Más adelante consiguió publicar sus fotos en el famoso anuario Photograms of the Year, único en su época. Esta es la primera de sus grandes instantáneas que le llevarían a la cumbre de la fotografía artística, siendo uno de los fotógrafos del siglo XX en España que logró un mayor reconocimiento internacional. 

Ingeniero militar

En 1903 regresa a Guadalajara para ingresar en la Academia de Ingenieros Militares donde estudia hasta 1909. Allí recibe el encargo de hacer el reportaje fotográfico y los retratos del rey Alfonso XIII con motivo de la visita que por aquel entonces realiza el monarca a esta ciudad. En 1909 trabajó como responsable del servicio de fotografía aérea en el norte de África, compaginando sus aficiones favoritas, la fotografía y los vuelos aeronáuticos. Era el encargado de dirigir el servicio de fotografía de la unidad de Aerostación, en la que realizaba imágenes, primero desde globos y luego desde aviones, para la elaboración de mapas.                                                                                                  

En 1911 obtiene el título de piloto de aviación, el tercero que se expide en la historia de la aviación española después de los generales Barrón y Kindelán, formando parte de la primera promoción española de pilotos de aviación. También logra el título de piloto de globos. En 1912, viaja a Buenos Aires (Argentina) donde residían dos de sus hermanos para trabajar de ingeniero, solo hacía cuatro meses que había finalizado sus estudios. Pero a los pocos meses regresa debido al incremento de la de la guerra de Marruecos. En 1913 él y un compañero realizan la travesía del Estrecho de Gibraltar en avión, una proeza que consiguieron en el raid Tetuán-Sevilla. Más adelante viaja a París y Tetuán, donde adquiere un pequeño taller con la única idea de reconstruir el avión con el que se estrello en Burdeos, cuando regresaba haciendo el viaje Paris-Madrid. En la capital francesa compró tres aviones que trasladó al aeródromo de Tetuán. En 1915 regreso del norte de África y se incorporó a la dotación de Cuatro Vientos en Madrid. Es a partir de aquí cuando inicia su actividad aeronáutica, que le lleva a construir cuarenta aviones en un taller que construyó en Cuatro Vientos entre 1915 y 1918. En 1916 abandonó la actividad de piloto para dedicarse definitivamente al ejercicio empresarial. Estableciendo en Madrid un taller para fabricar bombas aéreas. Luego iniciaría las gestiones para crear una empresa de construcción aeronáutica, solicitando al Ejército la concesión de una contrata para construir aviones en talleres ferroviarios. 

Ortiz Echagüe empresario

Así nació CASA (Construcciones Aeronáuticas S.A.) compañía que fundó el día 3 de marzo de 1923. Esta empresa iniciaría sus trabajos en mayo de 1924, año en que se inauguró la factoría de Getafe. En 1926 se construye en Cádiz una segunda factoría donde se comienza la fabricación de hidroplanos, entregando en este año el primer avión de fabricación nacional. La comercialización quedó parada temporalmente por la restricción del gasto militar que decretó el gobierno republicano y la compañía derivó su fabricación a la industria ferroviaria. Durante la guerra civil española la factoría de Getafe que se encontraba en zona republicana, fue trasladada a Reus. Más adelante se construyó otra en Sabadell, una vez finalizada la guerra, regresó a Getafe). En 1940 se abriría una nueva factoría en Tablada (Sevilla). En 1945 se crea la Factoría de Madrid dedicada al mecanizado y desde 1952 a la fundición. Estuvo al frente de la empresa durante 47 años. En 1959, cuando tenía  73 años de edad, rebasó la barrera del sonido volando en un reactor la Fuerzas Aérea de los Estados Unidos (USAF) en el curso de unas pruebas técnicas, siendo la persona de más edad que había logrado esa hazaña. En 1963 la volverá a repetir, ésta vez al mando de un F-5 en la ciudad de Los Ángeles. Su visión empresarial le llevó en 1950 a formar parte del equipo fundador de la primera industria española de fabricación de automóviles en cadena, SEAT, de la que fue presidente hasta 1967, año en que fue designado Presidente de honor vitalicio de esta compañía.

José Ortiz Echagüe en Montehermoso 

La elaboración de cada fotografía llevaba un trabajo de documentación muy exhaustivo. Antes de iniciar cada viaje, José Ortiz Echagüe estudiaba concienzudamente el sitio dónde iba y las costumbres que encontraría allí. Cuando llegaba a su destino solía causar mucho revuelo, pues por aquel entonces se veían muy pocos coches, y él solía llevar uno muy grande para poder llevar todo el material. Luego conversaba con los paisanos del lugar, preguntándole por sus tradiciones y su historia. Esto sería lo que determinaría las imágenes que quería crear, la puesta en escena y quienes podían servirle de modelos. En su intento de plasmar personajes costumbristas para su obra temática de la serie España, tipos y trajes, Ortiz Echagüe se desplazó hasta la pintoresca localidad de Montehermoso en la provincia de Cáceres, que estaba considerada como el símbolo del tipismo y folklore extremeño. Conocida internacionalmente la fama que había adquirido su traje anteriormente, ya que fue fotografiado por Jean Laurent en 1878, con motivo de la boda de Alfonso XII y María de las Mercedes. Unas décadas después, en el año 1917, fue inmortalizado por Joaquín Sorolla en su cuadro Extremadura. El Mercado. Y sin olvidar las fotos que realizó Ruth Matilda Anderson en 1928 para la Hispanic Society of America. Todo esto hizo que Ortiz Echagüe viniera a Montehermoso en 1931 a captar las imágenes de su gente, sus costumbres y sus trajes tradicionales. 

Nada más llegar entabló amistad con Don Moisés Garrido Lorenzo, que por aquella época ejercía como juez de paz y era hombre de gran influencia en la vida del pueblo, en el que los vecinos habían depositado su confianza y acudían a él a pedir consejo para sus asuntos, dada su formación académica en derecho por la Universidad de Salamanca. También le ofreció su hospitalidad para que se quedara en su casa durante toda su estancia y  le puso en contacto con algunos paisanos y paisanas a los que por supuesto tuvo que convencer para posar en las fotos, cosa que no era tarea fácil, debido a que tenían que permanecer sin moverse varios minutos hasta hacer la fotografía perfecta. En eso Ortiz Echagüe tenía una extraordinaria vitalidad y era muy minucioso y detallista, aunque con él lo hacía muy llevadero, ya que siempre gozaba de muy buen sentido del humor y era muy agradecido con los modelos. 
                                                                          
Intentando captar las imágenes de las aguadoras cogiendo agua en la fuente, preguntó a varias vecinas que le dijeron que Felicia (Felicia Baquero Clemente), la mujer de Tío Jacinto Rey, era capaz de aguantar mucho rato con el cántaro en la cabeza sin moverse. Como sabemos que el fotógrafo necesitaba que sus modelos posaran bastante rato estáticas, no dudó en ponerse en contacto con ella para realizar la famosa fotografía Aguadoras de Montehermoso, para la que tuvieron que estar tres minutos quietas. Ortiz Echagüe regaló a Don Moisés una fotografía  en agradecimiento por su hospitalidad y ayuda en su segundo viaje en el año 1932, cuando regresó a Montehermoso a entregar varias copias de sus instantáneas a algunos paisanos del lugar. Lleva por título Tres de Montehermoso, en ella aparecen tres montehermoseñas de espalda cuyos nombres son: Teresa Aurelia Fuentes Baquero, Josefa Hermoso Garrido y Felicia Garrido Señoran.  En su dedicatoria le escribe “A Don Moisés Garrido en recuerdo de tantas latas” Ortiz Echagüe. La pasión que despertó en mí su obra, vino cuando descubrí a principios del año 2002 gran parte de las fotografías que realizó en mi pueblo. Y una de ellas me llamó especialmente la atención, Montehermoseña sentada. La modelo que posó para esta instantánea en la ermita de San Sebastián, es Teresa Aurelia Fuentes Baquero. En esta impresionante fotografía se muestra el carácter noble y valiente de la mujer montehermoseña. Hija de Jacinto Fuentes Iglesias (Tío Jacinto Rey) y Felicia Baquero Clemente. Su padre fue un gran Palotero hasta mediado el siglo XX, época en la que le dio la alternativa a mi padre Juan Sánchez Alcón, con motivo de la actuación de Los Negritos de San Blas en la Coronación de la Virgen del Puerto en Plasencia el 27 de abril de 1952. Además Tío Jacinto Rey era director de comedias en las que también participaban mis padres, interpretando sainetes en el “Salón de las Pulgas” en los días de fiestas grandes. Teresa Aurelia murió en el año 2004 en Arroyo de la Luz a la edad de 83 años.

Unos meses más tarde estando trabajando en el Servicio de Información Turística del Ayuntamiento de Montehermoso, me puse en contacto con la Fundación Universitaria de Navarra para que me dieran información sobre el Fondo fotográfico de la Universidad de Navarra, donde se encuentra el legado y las colecciones de fotografía referentes a nuestro pueblo que hizo este autor. Recibí respuesta de Asunción Domeño Martínez de Morentin, Responsable de Gestión e Investigación del Fondo Fotográfico de la Universidad de Navarra, (antiguo Legado Ortiz Echagüe). Me comentaba en su escrito que en sus fondos tenían nueve fotografías dedicadas a personas del lugar: Aguadoras de Montehermoso, Montehermoseñas, Viejos de Montehermoso, Montehermoseña sentada, Mujeres de Montehermoso, Alcoba de Montehermoso 1, Alcoba de Montehermoso 2, Tres de Montehermoso 1 y Tres de Montehermoso 2. Hay más fotos que han sido vendidas o subastadas y que se encuentran en diferentes lugares. La fotografía Mujeres de Montehermoso, fue adquirida a mediados de diciembre de 2008 por el museo Casa Ibáñez de Olula del Río (Almería) en una importante subasta monográfica que tuvo lugar en Barcelona. Son las mismas  modelos que aparecen en la imagen de Tres de Montehermoso, Teresa Aurelia, Josefa y Felicia.

Fue una doble casualidad  lo que hizo que al terminar de leer la carta aquel día recibiera a un grupo de visitantes de Madrid que querían visitar el Museo Etnográfico que estaba una planta más arriba, y ver la historia de Montehermoso, sus trajes, costumbres y cultura popular. Después de casi una hora de amena visita guiada, explicaba  con detalle varios cuadros que había en el museo, cuando viene a verme Blanca Garrido Tello que me llama aparte para preguntar sobre una foto que ha visto en una carta sobre la mesa de mi oficina que le había enseñado una compañera de trabajo. Ella insistía en que una copia de esas fotos la tenía en casa. Me comentó que su padre, Juan Cirilo Garrido Mateo podría informarme con más detalle de todo. Le dije que se acercara al día siguiente con su padre y trataríamos el tema con más detalle, ya que a mí este tema me dejó gratamente sorprendido. Y fue como me comentan que un día Blanca se encuentra en 1998 una fotografía en una casa familiar que le llama la atención. Pidió permiso a su familia para llevársela y restaurarla, sin saber que en sus manos tenía una reliquia fotográfica. Esta fotografía que actualmente se encuentra en su casa, es la que Ortiz Echagüe le había regalado a su abuelo Don Moisés y que siempre estaba en su despacho, legándola más tarde a su hijo Juan Cirilo.

Para terminar comentaros que desde que hizo su primera fotografía a la edad de 12 años, siguió  trabajando hasta los 75, edad en la que perdió la vista, realizando miles de fotografías y convirtiéndose en el fotógrafo más internacional que tuvo España en la primera mitad del siglo XX. Sus fotos han sido expuestas en salones y museos de todo el mundo, recibiendo varios premios, homenajes y distinciones en España y en el extranjero. La mayor parte de su obra está reunida en la Fundación Universitaria de Navarra (Legado Ortiz Echagüe), en la Universidad de Navarra, que recoge aproximadamente 1.500 positivos originales realizados según el método de carbón directo sobre papel fresson, así como más de 28.000 negativos, equipos fotográficos y material del laboratorio. Completando el legado una biblioteca especializada, documentación y su colección personal de fotografías de otros autores. En 1980 se realiza una exposición antológica en la Biblioteca Nacional de Madrid cuando el tenia 94 años. Al cabo de dos meses muere su mujer Carmen de un cáncer de estómago y al mes justo Ortiz Echagüe murió en Madrid el 7 de septiembre de 1980. Fue ante todo un gran creador y un extraordinario fotógrafo.

Agradecimiento a María Valdefuentes Clemente Fuentes, Blanca Garrido Tello y Juan Cirilo Garrido Mateos.

Fotografía de Ortiz Echagüe dedicada a D. Moises Garrido Mateos

José Ortiz Echagüe y las fotografías sobre los tipos de Montehermoso 
Montehermoso, Imágenes para la Historia (2ª parte)
Proyecto de Investigación "Diálogos para la Historia" 

Juan Jesús Sánchez Alcón 
Presidente de Asociación Andares 

Mis Blogs
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La obra de Ortiz Echagüe en Montehermoso















martes, 30 de julio de 2013

El Cantar del Viejo Caballero

Apretaba el calor en la estación del estío y el sudor bajaba por las largas barbas de Juan Holgado, el viejo caballero del poblado. Acababa de recoger una cesta de moras en el arroyo ahora casi seco que estaba cercano al río.

Su ropa siempre limpia y aseada, a pesar de vivir solo, ahora se encontraba llena de polvo y negro carbón. Su frente arrugada por los años y su corazón más arrugado por el dolor.

Lagrimas de impotencia y desaliento corrían por sus mejillas al recordar como ayer mismo los soldados del Conde quemaron su chozo, destruyeron sus zahúrdas, sus corrales y mataron a casi todo su ganado. Unas cuantas ovejas le quedaron, un viejo asno y su perro malherido cojeando tras sus pasos.

Le tiemblan los labios y suspira desconsolado al pensar en su corcel por lanzas atravesado, ese fiel amigo que tantas leguas le ha acompañado  – Yo os maldigo hombres sin alma, yo os rechazo, mal seáis tratados –  gritó consternado.

El viejo caballero recuerda como hace tiempo llegó al poblado magullado y ensangrentado, como los campesinos le ayudaron y salvaron. Desde entonces les prometió Obediencia, Afecto y Cuidados, librándoles de bandidos, estafadores y picaros maleantes, que cuando su espada empuñaba en alto, no había valiente que a este hombre aguante.

Pero un día llegó un conde con su tropa de soldados, vestidos con buenas ropas y caballos elegantes. Tomo el sitió como suyo y expulsó al viejo caballero al monte, entre piedras y canchales. Allí construyó su chozo, sus zahúrdas y corrales. Quitó piedras, escobas y jaras, y sembró unos cuantos arboles. Los soldados al pasar se mofaban y reían al verle trabajar, y no dudaban en pasar con sus caballos por el sembrado para hacerle enojar.

Una mañana se disponía a cargar sacos de trigo en su asno para llevarlo a moler a la aceña del río, cuando vio venir a un grupo de soldados con el conde delante, este al verle ordenó a varios de sus esbirros que le quitaran el trigo en tributo para su condado.

Cuando los soldados le fueron a quitar el trigo, de la rabia que le entró, alzó su hoz y al verle quedaron atemorizados ante su mirada y bravura. Entonces silbó el viento y una flecha cayó a sus pies impulsada por una ballesta. Aprovecharon para quitarle la hoz y llevarse su grano.

El viejo caballero Juan Holgado, hastiado ya de tanta ofensa y de tanta injusticia, cogió una piedra blanca de cuarzo y la lanzó con todas su fuerzas contra el conde. La piedra no llegó a hacerle daño, eran muchas las horas de trabajo sin descanso y pocas las fuerzas en sus manos. Entonces el conde se giró y le dijo en tono burlón:
 – Viejo bribón, no llegas, te quedas a dos metros escasos –, y se fue riendo con sus soldados.

Cuando se enteraron los campesinos del poblado, le trajeron comida y le ayudaron. Fue tal el agradecimiento recibido y la palabra que el caballero ha dado, que decidió hacerle frente y escarmentar al poderoso señor del condado.

Comenzó ayudando a un joven campesino de tan solo quince años que a su padre habían matado y que tenía que sacar adelante a su madre y tres hermanos. En un receso de la siega el chico le dice:
– Y usted que gana con esto –
– El cariño de estas pobres personas amigo – contestó Juan Holgado.
– Pero con esto no se come señor –
– Ya joven caballero, pero se alimenta el alma que muchas veces está desnutrida y hambrienta –
Y siguieron segando…

Al cabo de un tiempo, los vecinos ayudados por el viejo caballero, consiguieron buenas cosechas y arreglar sus maltrechas casas. Algo de lo que el conde nunca se acordaba, solo de recaudar y darles migajas.

Llegado el otoño, y con los días más cortos y los arboles matizados, los soldados intentaron de nuevo echar al viejo caballero del condado, lo cogieron dormido en su chozo  y lo amordazaron, los ladridos de su perro fiel a los campesinos alertaron y cuando se disponían a llevárselo ante el conde, aparecieron en la noche con sus caras pintadas de carbón portando antorchas, palos, horcas y lanzas hasta que los soldados huyeron aterrorizados.

Al llegar al castillo y contarle lo sucedido, el conde enfureció tanto que no paraba de maldecir a todo el mundo. Reunió a todos sus soldados y salió dispuesto en la noche a matar al viejo caballero y destruir el poblado y los sembrados de los campesinos. Pero antes de llegar al sierro le salió en lo alto el viejo caballero que ahora los campesinos llamaban Don Juan de Holgado, que capa en ristre, espada dorada y con desafiante voz le dijo:
– ¿Dónde vas con tus soldados? –
– ¿Es que no tienes suficiente comida después de lo que nos has robado?–
–¿Es que eres tan débil que ni siquiera puedes tirar del arado?–
–¿Es que ni siquiera tienes fuerza para coger una azada y cavar la tierra para sembrar el grano?–
– Ya entiendo, nos robas porque eres un cobarde y nos necesitas para alimentarte a ti y a tus soldados –

En esto que Don Juan de Holgado, en otros tiempos noble caballero y en esa noche si cabe, más noble y más caballero que nunca, se da media vuelta y se va silbando. Aquello encolerizó más que nunca al conde que raudo se bajó de su caballo, desenvainó su espada y le dijo desafiante:
– ¿Te crees que tengo miedo de un viejo caballero, o debería decir lacayo? –

– ¿Solo si eres capaz de venir hasta aquí en 10 pasos en línea recta, veré si eres un hombre o un mojigato? – contestó Don Juan de Holgado.

El conde enfurecido lo miró fijamente y aceptado el reto, caminó a pasos largos y raudos. Apenas le quedaban dos metros, levantó la espada con los ojos desorbitados y gritando colérico cayó a un foso lleno de clavos.

Entonces el viejo caballero Don Juan de Holgado, se acercó y le dijo:
– Recuerda lo de aquel día, pues ahora le digo yo “Viejo ladrón, no llegas, te quedas a dos metros escasos”.

Y siguió silbando camino del poblado, mientras los soldados salieron al galope a salvar a su amo y acabar con el viejo caballero, cuando de entre los matorrales aparecieron cientos de campesinos con palos y horcas. Al ver esto los soldados corrieron atemorizados como auténticos galgos dejando solo a su amo.


Desde entonces se imparte justicia en el condado y quien manda y gobierna es el pueblo, los campesinos, que a partir de ahora ya no sufrirán la injusticia del conde, gracias a la valentía del viejo caballero, Don Juan de holgado.

Juan Jesús Sánchez Alcón