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Los Negritos de San Blas "Tradición Centenaria"

domingo, 29 de octubre de 2023

En un rincón mágico del bosque

En un rincón mágico del bosque, donde la naturaleza se preparaba para recibir al otoño, se encontraba un camino flanqueado por majestuosos árboles. En ese paraje singular, había un banco que era testigo silencioso de la belleza que se desplegaba en la estación del otoño.

Era un lugar especial, un refugio para aquellos que deseaban sumergirse en la magnífica transformación de los colores del otoño. Los árboles, antes verdes y frondosos, ahora se vestían con tonos dorados, rojos y ocres, creando un espectáculo que parecía salido de un cuento de hadas. El banco permitía admirar esta sinfonía de colores que pintaba el bosque.

En este rincón de la naturaleza, la calma y la paz se dejaban sentir en cada hoja que caía suavemente al suelo. Los rayos dorados del sol se filtraban entre las ramas, y el frescor de la lluvia recién caída inundaba el aire con su fragancia revitalizante. Era un lugar donde el tiempo parecía detenerse, donde las preocupaciones del mundo se desvanecían.

Al caminar, el sonido de los pasos al pisar las hojas caídas de los árboles llenaba el aire. Era como si la naturaleza misma estuviera conversando con aquellos que la visitaban, recordándoles la belleza efímera de la vida.

La brisa fresca acariciaba los rostros de quienes se sentaban en el banco, refrescando sus almas y llevándose consigo cualquier rastro de estrés o ansiedad. Era un lugar donde se podía sentir la conexión con la naturaleza en su forma más pura.

Cuando el atardecer comenzaba a teñir el cielo con sus espectaculares colores, aquellos que habían ocupado el banco durante el día sabían que era hora de regresar a casa. Pero lo hacían llenos de calma y una sensación de haber sido hermanados con la naturaleza y todos los seres vivos que habitaban en ese bosque.

En sus corazones, solo llevaban paz. La experiencia en el banco del bosque en otoño les recordaba que, a veces, lo más valioso que podía llevar consigo no eran objetos materiales, sino los momentos de serenidad y conexión con la naturaleza. Ese banco se convertía en un refugio para el espíritu, un lugar donde podían encontrar renovación y equilibrio en medio de la belleza del otoño.