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Los Negritos de San Blas "Tradición Centenaria"

domingo, 29 de octubre de 2023

En un rincón mágico del bosque

En un rincón mágico del bosque, donde la naturaleza se preparaba para recibir al otoño, se encontraba un camino flanqueado por majestuosos árboles. En ese paraje singular, había un banco que era testigo silencioso de la belleza que se desplegaba en la estación del otoño.

Era un lugar especial, un refugio para aquellos que deseaban sumergirse en la magnífica transformación de los colores del otoño. Los árboles, antes verdes y frondosos, ahora se vestían con tonos dorados, rojos y ocres, creando un espectáculo que parecía salido de un cuento de hadas. El banco permitía admirar esta sinfonía de colores que pintaba el bosque.

En este rincón de la naturaleza, la calma y la paz se dejaban sentir en cada hoja que caía suavemente al suelo. Los rayos dorados del sol se filtraban entre las ramas, y el frescor de la lluvia recién caída inundaba el aire con su fragancia revitalizante. Era un lugar donde el tiempo parecía detenerse, donde las preocupaciones del mundo se desvanecían.

Al caminar, el sonido de los pasos al pisar las hojas caídas de los árboles llenaba el aire. Era como si la naturaleza misma estuviera conversando con aquellos que la visitaban, recordándoles la belleza efímera de la vida.

La brisa fresca acariciaba los rostros de quienes se sentaban en el banco, refrescando sus almas y llevándose consigo cualquier rastro de estrés o ansiedad. Era un lugar donde se podía sentir la conexión con la naturaleza en su forma más pura.

Cuando el atardecer comenzaba a teñir el cielo con sus espectaculares colores, aquellos que habían ocupado el banco durante el día sabían que era hora de regresar a casa. Pero lo hacían llenos de calma y una sensación de haber sido hermanados con la naturaleza y todos los seres vivos que habitaban en ese bosque.

En sus corazones, solo llevaban paz. La experiencia en el banco del bosque en otoño les recordaba que, a veces, lo más valioso que podía llevar consigo no eran objetos materiales, sino los momentos de serenidad y conexión con la naturaleza. Ese banco se convertía en un refugio para el espíritu, un lugar donde podían encontrar renovación y equilibrio en medio de la belleza del otoño.


jueves, 26 de octubre de 2023

La economía y las comunicaciones en Montehermoso en el año 1926

Leonor Galindo Mesa y Jacinto Galindo Morcillo en una estampa típica de Montehermoso.

Transcripción de un artículo aparecido en el periódico Nuevo Dia, el 18 de diciembre de 1926. Para conocer la economía y las comunicaciones de la época, en una crónica de Antonio Blasco Álvarez.


La voz de la Provincia

Para quien tenga que oír y no esté enterado, van a continuación estas mal trazadas líneas

¿Qué es Montehermoso?

Montehermoso es un pueblo de España, situado en la provincia de Cáceres, en la margen derecha del caudaloso río Alagón. Cuenta actualmente con 3.923 habitantes de hecho sin contar los que temporalmente acampan en sus grandes dehesas, al cuidado de la gran ganadería que se cría en sus campos.

¿…?

Posee dos escuelas unitarias y una de párvulos; también cuenta con puesto de la Guardia Civil y es cabecera de línea, donde reside un oficial que la manda.

¿Qué riqueza tiene?

Mucha: En las márgenes del río Alagón riegan más de 3.000 hectáreas de riquísimo terreno dedicado a huertas donde se recolectan variadas frutas, que su especialidad son solicitadas por todos los mercados abastecedores. Pasan de 5.000 arrobas de pimentón las que se recolectan en dichas huertas.

¿…?

Ganadería, muchísimas son las que crían sus extensas vegas y pobladas de montes abundantes y finísimos pastos; en sus grandes dehesas se crían y mantienen una gran ganadería, cebándose varios miles de cerdos que abastecen el mercado nacional.

¿Carbones?

Son muchas arrobas de carbón vegetal las que se fabrican al año; puede decirse sin temor a equivocarse que pasan de 100.000. La riqueza del corcho ocupa un buen lugar, pues solo en la dehesa Atalaya se extraen más de 40.000 quintales de bueno y finísimo corcho que se exporta.

¿Qué si tenemos desarrollada la agricultura?

Pasan de quinientos vecinos los que se dedican a dichas labores, aunque el procedimiento que se emplea es el antiguo no por eso deja de recolectarse para el consumo de tan gran vecindario. Bien es verdad que no se emplean los abonos minerales, porque como se carecen de vías de comunicación y por lo tanto de malos transportes, resultan caros. La producción de aceite si que es grande: Aquí se recolectan la riquísima aceituna, que produce el dorado caldo, que es tan solicitado por todos los que se dedican al negocio, por ser de calidad superior.

Posee el pueblo de Montehermoso, ocho fabricas de aceites; algunas por el procedimiento antiguo; pero también las hay de prensas hidráulicas y de hurillos.

La producción como término medio es, de 192.200 litros de tan preciado caldo que vendemos a menos precio, por carecer de vías de comunicación.

¿…?

Si; también el clero está representado por una parroquia de primer ascenso. Su industria ocupa un lugar preferente. Tenemos fundición de campanas, que hoy surten al clero diocesano y de fuera. Fábrica de cencerros, que surten las ganaderías castellanas y extremeñas, siendo la única en su clase por las dos regiones citadas. Existen alfarerías, donde se construyen los hermosos pimporros, tan solicitados por propios y extraños.

¿…?

También tenemos dos fábricas de harinas, las que de noche producen luz para cinco pueblos comarcanos.

¿…?

Si; tenemos dos ferias anuales de muchísima importancia y un mercado de cerdos semanal muy antiguos que son de un valor incalculable; pues lo prueban sus numerosas transacciones.

¿…?

¿Qué si cruza alguna carretera por este pueblo? Una que partiendo de Plasencia muere en La Alberca, y que solo cuenta ocho kilómetros construidos y pare usted de contar; pues a pesar de haberse reclamado las construcciones del segundo y tercer trozo, aún hace doce años que terminó el primero y sabe Dios cuando continuaran las obras.

¿Camino vecinal? Ya lo tenemos solicitado, es decir; que el ayuntamiento ha solicitado de la Excelentísima Diputación un camino de cinco kilómetros el que partiendo desde pueblo, terminaría en la margen derecha del río Alagón, beneficiándose con esto un núcleo de población que vive acampada en las huertas, pasando de quinientas familias las que están dedicadas a dicho cultivo.

¿Qué si estamos dispuestos a que se haga? Desde luego; pues es nuestra pesadilla constante; por eso se ha ofrecido a la Diputación la libre expropiación de terrenos por donde ha de pasar, y un crecido número de pesetas como subvención de construcción ¿…? Si, Nuestros productos se exportan a lomos de más de mil mulas dedicadas a dicho negocio, con el perjuicio desde luego de venderse más barato por culpa de los malos transportes.

Para ir a Plasencia que es la cabeza del partido que dicta treinta kilómetros de este pueblo, hay que pasar dos ríos sin puentes, que a veces nos incomunican con dicha población por espacio de ocho días.

Si nos construyen el camino vecinal, lanas, aceites, carbones, corcho, ganado, la cultura y el vecindario ganaríamos mucho y además sería visitado este pueblo por numerosos turistas, que hoy no lo hacen por no poder.

Estamos aislados por completo. La comunicación que tenemos es tan solo un teléfono municipal de servicio limitado.

Este pueblo paga al estado por territorial y pecuria 58.000 pesetas. Por urbana, 5.274. Por industrial, 7.666. Para la Diputación paga este pueblo: por cédulas personales, 5.736,50; aportación municipal, dos mil para la Brigada Sanitaria, 1.000. Total que paga este pueblo, 80.256,50 pesetas anuales, por lo que merece este pueblo el que la Diputación conceda dicho camino con carácter preferente.

Si ha de hacerse el plan con justicia como nos aseguran, desde luego esperamos que así lo acordará. Saquen a este pueblo del aislamiento en que está, pues nunca se le concedió nada ni por el Estado ni la Diputación. Bien quisiera que estas cosas las viera quien tiene el deber de verlas y así se convencería de que es una necesidad la que pedimos.

En el distrito de Plasencia, no hay un pueblo de tanta importancia tanto por su núcleo de población, como por su producción, que esté tan necesitado de la construcción de un camino vecinal.

¿Habrá alguna voz que pida en la Diputación lo que es de justicia?

Cinco kilómetros se piden, y para ello damos terrenos y dinero en la mitad de su coste. Ya tenemos ansias de mejoramientos. Ya se ha ofrecido la construcción de un cuartel para la benemérita a costa del Ayuntamiento y se harán dos nuevas escuelas unitarias con locales amplios y ventilados, sin acudir a empréstitos de ninguna clase ni a vender ninguna de las 605 obligaciones ferroviarias que tiene. Los señores que componen la Diputación tienen la palabra, ¿Conseguiremos lo que pedimos? Ya veremos.

 

ANTONIO BLASCO ÁLVAREZ

Montehermoso, 16 de diciembre de 1926

 

BIBLIOGRAFÍA


Fuente: Nuevo día: Diario de la Provincia de Cáceres: Año I Número 94 - 1926 Diciembre 18

Enlace: Sánchez Alcón, Juan Jesús “Montehermoso. Datos históricos”
https://montehermosocultural.blogspot.com/2020/11/montehermoso-datos-historicos.html

martes, 24 de octubre de 2023

La magia de la infancia en un pueblo

Había una vez un pequeño pueblo enclavado en un hermoso rincón, donde la magia de la infancia se tejía con los hilos de la lluvia de otoño. Era un lugar donde la estación de las hojas doradas pintaba de colores cálidos cada rincón, y los niños eran los protagonistas de un cuento que se desplegaba al ritmo de las gotas que caían del cielo.

En aquellos días, cuando el aroma de tierra mojada era una fragancia habitual, las calles del pueblo se llenaban de risas y aventuras. Los niños corrían bajo la lluvia, saltando en charcos que parecían ocultar secretos bajo el agua. Los viejos tejados, cubiertos de musgo, susurraban historias a medida que las gotas de agua se deslizaban por sus canales y caían al suelo con una suave melodía.

Las calles empedradas con el pasar de los días se cubrían de hierba, como si la naturaleza misma quisiera reclamar su espacio. Los niños corrían por aquellas piedras pulidas por el tiempo, disfrutando de sus juegos en alegre algarabía. En ocasiones, construían pequeñas presas en los pequeños arroyos que corrían por las callejas, desviando el agua con piedras, tierra, hojas y ramas con las que construían sus pesqueras que al quitarlas daban paso a unos palitos de madera que simulaban ser barcos y que corrían veloces por el agua para ver quien llegaba primero hasta la meta.

Cuando el atardecer teñía el cielo de un anaranjado vibrante, los niños se detenían para contemplar la majestuosidad de las grullas que volaban en formación, sus siluetas recortándose contra el crepúsculo. Era un espectáculo que nunca dejaba de asombrarlos.

Con la llegada de la noche, las farolas se encendían, arrojando una luz tenue sobre el pueblo. Los niños se dirigían a casa, donde sus familias los esperaban en la puerta. El calor del brasero en el centro del comedor acogía a todos, y las historias se desplegaban con cada chispa que saltaba, con cada vez que se removían las brasas que popularmente llamaban "echar una firma". La risa, el aroma de la cena cocinándose en la cocina de leña y la sensación de seguridad llenaban el hogar.

Cuando finalmente la noche se adueñaba del pueblo, el sonido del viento se convertía en una canción que arrullaba los sueños de los pequeños. Las calles vacías quedaban en silencio, con las estrellas brillando en el cielo y el aroma de la lluvia aún impregnando el aire. La infancia en ese pequeño pueblo estaba llena de magia, donde la lluvia de otoño, los juegos callejeros, las historias familiares y la naturaleza se unían para crear recuerdos imborrables en el corazón de aquellos niños que dormían felizmente jugando en sus sueños.