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Los Negritos de San Blas "Tradición Centenaria"

sábado, 10 de septiembre de 2022

La Feria de Valdefuentes en Montehermoso

Fotografía realizada el 6 de septiembre de 1927 en la ermita de Valdefuentes con motivo de la feria que antiguamente allí se organizaba. Abajo a la izquierda sentado en segundo lugar están don Ceferino Hermoso, natural de Montehermoso ecónomo de La Fragosa en Las Hurdes y predicador de las fiestas ese año. A su izquierda y con bonete se encuentra don Sergio Holgado, sacerdote por aquel entonces de Montehermoso. También a la izquierda de don Sergio está Feliciano "Pollo" y a su lado Julián Garrido, secretario del ayuntamiento en esa época. Andrés "Pollo" está en la segunda fila el primero por la derecha, por debajo de los guardas.  Al otro lado a la izquierda con la mano en la cadera se encuentra Isaac "Mahillo" y por encima de él, Ramón "Pitique" de la familia de los campanilleros.

Dedicado a Domingo Quijada González


La Feria de Valdefuentes en Montehermoso

La feria de la Virgen de Valdefuentes patrona de Montehermoso se celebra del 6 al 8 de septiembre, apenas 10 diez días después de las fiestas del patrón San Bartolomé. Me comentaban en una jornada un grupo de personas mayores que era muy concurrida y visitada por mucha gente de los pueblos vecinos y de gente que vivía en las dehesas y fincas cercanas que acudían para comprar, vender o intercambiar ganado.

Los aperos para el ganado eran muy demandados, y en eso Montehermoso tenía muy buenos artesanos que gozaban de buena fama en toda la provincia. También se vendían garrotas y piedras de mechero. Y como en esa época era la que se recogían las cosechas, a este mes de septiembre se le llamaba “el mes de las bodas”, aunque por lo que pude averiguar esto también se extendía hasta octubre cuando se terminaban las aceitunas.

Y es por esto que las novias junto a sus madres y familiares aprovechaban para comprar parte del ajuar de la boda, ya que allí encontraban de todo: pucheros, sartenes, cucharas, llares, tazas, platos, potes, tinajas, mesas, sillas, manteles, etc. También se exponían sellos de madera del pan que luego se decoraban con motivos de florales, cenefas o figuras geométricas, y a los que en muchos se ponía el nombre o iniciales de la novia.

A la feria no faltaban los famosos campanilleros de Montehermoso que también acudían a las más importantes ferias de ganado que había en los pueblos y ciudades, y que gozaban de una gran fama y extraordinario prestigio. Igualmente acudían albarderos, talabarteros, herradores, esquiladores, esparteros, herreros, hojalateros, manteros, sarteneros, alfareros, zapateros, tejedores, manteros, cesteros, carpinteros, y otros oficios que también estaban representados con las labores agrícolas y ganaderas que constituían un sector estratégico para la economía local.

Junto a la feria de San miguel que se celebraba en el mes de junio, la feria de Valdefuentes era unos de los acontecimientos ganaderos más arraigados en nuestro pueblo, ya que a la vez tenía una gran relevancia social y una gran repercusión económica y comercial para el municipio por la gran cantidad de transacciones ganaderas y la compraventa de todo tipo de enseres. Aparte constituía una de nuestras señas de identidad cultural, que como siempre finalizaba con unas buenas muestras del folclore popular montehermoseño al son de castañuelas y panderetas acompañando al sonido de la flauta y el tamboril.

Afamados también eran los puestos de venta de los campesinos de Montehermoso en toda la zona, así como grande era la fama de sus frutas, verduras y hortalizas recogidas en sus huertas y parrales. Garbanzos, alubias, habichuelos, tomates, pimientos, berenjenas, melones, sandias, pavías, higos pasos, ajos, uvas, peras y manzanas y otros deliciosos productos de la huerta que también se acompañaban con puestos de dulces típicos, miel, arrope y caramelos artesanos. El vino, pues el vino y el aguardiente no podían faltar junto a alguna botella de gloria y alguna de coñac que solían traer algunos viajantes.

La Feria de Valdefuentes era todo un acontecimiento en la zona y a ella acudían muchísimas personas. Los alrededores de la ermita de Valdefuentes se transformaban, las caballerías descansaban bajo la sombra de las encinas en las dehesas cercanas. Todo era bullicio y alegría con el murmullo mezclado con el sonido de las castañuelas y el tamboril. Acabados los actos religiosos ya alguno se arrancaba a bailar entusiasmado después de haberse puesto fino de algún vino peleón de los puestos. Las mujeres más prudentes bailaban entre ellas hasta esperar que vinieran sus galanes o maridos, parecían no levantar los pies del suelo y sus danzas se envolvían de una elegante y sobria armonía.

Campanilleros en el arrabal del pueblo. Fotografía: Ruth Matilda Anderson

Los tratantes

En cada lugar donde se celebraba una feria de ganado acudían los Tratantes, también conocidos como Chalanes, que recorrían todas las ferias ganaderas de los pueblos para comprar ganado que a su vez luego vendían a otros tratantes, particulares o a los mataderos.

De las informaciones que recogí en el año 2001, a las ferias de ganado de Montehermoso acudían tratantes de Galicia y de Zamora. Los gallegos venían a vender mulos y en muchas ocasiones vendían con pagos aplazados, por lo que después de cobrar algún dinero a cuenta, volvían al año siguiente a cobrar el resto al vendedor.

Esto recuperé de una de esas entrevistas donde una persona recordaba siendo un muchacho como venían al pueblo los gallegos con aquella caterva de mulos tan grande y aquellos sombreros y blusas negras que tanto le impresionaban.

“Se quedaban en las posadas en algunos de sus viajes a Montehermoso. Había alguno muy alto y de buen beber, pero de trato noble y respetuoso. A otro el vino le ponía buenas chapetas en la cara y la boca se le calentaba diciendo cosas picantes, pero nunca faltaba a nadie”.

De los castellanos decía:

“Los de Zamora eran más de vender burros, tenían siempre jumentos de muy buena raza”. El vino, bueno el vino le gusta a todos y ya alguno se arrancó a bailar una jota después de hacer buenos tratos en una feria”.

Los gallegos venían con sus mulos y uno lo utilizaban de cabestro (guía de la piara) para seguir al resto, para ello le ataban una soga a la cola del mulo, y otra al cabestro (bozal con soga o cuerda que se coloca en la cabeza de las caballerías para llevarla o asegurarla) del siguiente mulo y así sucesivamente hasta juntar toda la manada que iban a llevar a la feria.

En la posada de Tía Felicia se quedaban un gran número de ellos, hasta 15 se recuerdan en algunas ocasiones. Los mulos los dejaban en un corral que ella tenía y que daba detrás de la posada. Para darles agua sacaban agua de los pozos, y para alimentarlos ya tenían todo previsto para que así tuvieran buen porte y lustre a la hora de la venta. También guardaban los mulos en un corral en la plaza arriba que estaba a la derecha del ayuntamiento.

Cuando se desplazaba a otros lugares y se quedaban en la posada de Tía Felicia, desde bien temprano les tenía preparada una buena lumbre para que se calentaran el café y después de un buen trago de aguardiente partieran a hacer nuevas ventas. Allí al calor de un buen fuego y unas buenas brasas hablaban y hablaban de cómo podría transcurrir la jornada.

Luego les ponía los pucheros que previamente ellos habían dejado preparados con su comida y ella se encargaba de cuidarlos. Tan buenos guisos en más de una ocasión quedaron sin degustarse, ya que si el día había sido bueno y con buenas ventas, comían en el bar Rin después de echar unos buenos vinos y algún coñac.

A la hora de realizar el trato para comprar el ganado empezaba todo un ritual. Comenzaba el tratante preguntando al vendedor cuánto pedía por el animal, al cabo de un rato éste exigía una cantidad. El tratante (no sin buenos aspavientos y quedándose pensando) respondía ofreciendo una cantidad mucho menor razonando que dicho animal no valía el dinero que pensaba el ganadero.


Ante esto, y sabiendo ya de antemano los ganaderos de las costumbre y artimañas de los tratantes, pedían más perras de lo que realmente valía el animal, para así obtener un mejor precio. De entrada ya pedían mucho más de lo que querían obtener por el animal.

Era la maña del regateo, uno pedía un precio alto por el ganado (vendedor), otro ofrecía un precio bajo (tratante), luego el precio iba bajando para quien quería vender y subiendo para quien quería comprar hasta que llegaban a un buen acuerdo para ambos. Entonces apretando la mano decían «ni pa ti ni pa mí, a partir».

Tanto uno como otro seguían sus reglas y sus tretas, poniendo cifras hasta que llegaban a un acuerdo y se daban la mano. Esto era un pacto de caballeros, una vez cerrado ya no podía cambiarse ni echarse atrás. Aquí no hacía faltan papeles, ni contratos, “la palabra era sagrada, lo que allí se hablaba iba a misa”.

Siempre había un testigo por medio por si alguno quería cambiar o deshacer la operación y si había diferencias entre el vendedor y el tratante al negociar el precio de los animales se tenía el hábito de «partir el trato». Esto consistía en que el testigo presente parte por la mitad la diferencia entre lo que pedía uno y lo que el otro ofrecía, el trato se cerraba estrechando la mano.

La “palabra dada” tenía un gran valor y estaba por encima de cualquier contrato posible. El “trato hecho” con un apretón de manos rudas y piel curtida por el sol y el frío de aquellos hombres con miradas nobles y cuerpos bien trabajados y castigados en las duras labores del campo.

Pero antes de la compra del animal, el tratante o comprador ha tenido que inspeccionarlo observando la dentadura para ver si los dientes están blancos, tocando las orejas, abriendo, los parpados, viendo las pezuñas y en general la anatomía del animal para ver si está sano y no le dieran “gato por liebre”.


Los Charlatanes

Una figura que casi nunca faltaba en las antiguas ferias era la del Charlatán, para tal oficio se tenía que tener buen don de palabra y de persuasión para “engatusar a la gente” y lograr prestar su atención. Solían ponerse en un sitio alto para que pudieran ser escuchados y para ver bien al personal y así captar a los más incautos con sus bravuconadas. Los sermones iban y venían al igual que los productos que eran expuestos como si fueran tesoros o recetas mágicas que eran vendidos a un precio increíble.

Los charlatanes de las ferias con sus trajes (muchos ya desgastados) y bien peinados vendían sus mercancías hablando y cantando las bondades de su mercancía que solo los más inocentes compraban creyendo que hacían un negocio redondo, sin saber que el producto que habían comprado seguramente no llegaba a casa y ya en el viaje se estropeaba o no funcionaba. Ante eso solo quedaba aguantar las burlas de los demás vecinos, y veremos si no una buena reprimenda de las madres o de las novias o las mujeres. Vamos que de la bronca no se libraban.


Procesiones, celebraciones y actos religiosos

Como antes comentábamos, todos los actos religiosos y procesiones se celebraban antiguamente en la ermita, hasta que con el paso del tiempo todo se traslada al pueblo, incluida la feria de ganado.

Para ello comenzaban los actos el domingo antes de la festividad donde los montehermoseños bajaban hasta la ermita de Valdefuentes y después de subastar las andas para sacar a la virgen, comenzaba la procesión entre las ricas tierras de las Vegas del Alagón sembradas de maíz, tabaco y extensas praderas.

Antiguamente la Virgen se traía a Montehermoso la víspera, es decir el día 5 de septiembre y se llevaba el 21, después de terminar las misas y procesiones de todas las cuadrillas del pueblo.

Hay que recordar que con el paso del tiempo la gente que acude a ir a por la Virgen a la ermita para traerla hasta Montehermoso ha descendido de manera notable y más cuando hay días en los que el calor aprieta, por lo que en los dos últimos años la imagen se ha traído por la mañana temprano al amanecer.

Pasada las vegas, llega la subida del camino por las cuestas donde la gente que porta la virgen hace un esfuerzo extra pero con mucha devoción, entonces llega un momento entrañable e icónico a su paso por la Cruz de la Ansomá, y este momento se vuelve extraordinario sobre todo al atardecer, cuando los rayos de sol se van escondiendo en el horizonte y las campanas anuncian la llegada de la virgen al pueblo. Y es que en la Cruz de la Ansomá va mucha gente a esperarla, al igual que por el Retamar donde están los colegios y en la ermita del Cristo. El sonido de los cohetes que lanzan los mayordomos indica que la Virgen está ya llegando.

 En la ermita del Cristo es recibida por el sacerdote y el estandarte al ritmo de flauta y tamboril entre vivas de los asistentes hasta ser portada a la iglesia parroquial donde a su puerta se volverá a pujar por las andas para meterla en su interior, y donde estará varios días y será llevada en procesión por las distintas cuadrillas de los barrios hasta que vuelve en procesión hasta su ermita.

Los actos religiosos comenzaban el día 4 con una misa por la tarde. El día 5 se procedía a la limpieza y decoración de la iglesia y por la tarde se hacía una misa de vísperas. El 6 es el día de los Mayordomos con la misa mayor y procesión. El 7 es el día de las Amas de Casa con misa mayor, procesión y ofertorio. El 8 es la misa mayor del Nacimiento de la Virgen con procesión final.

El primer domingo después de la feria la misa mayor era preparada y ofrecida por los jóvenes. El segundo domingo la misa mayor era preparada y ofrecida por los mayores.

Los actos terminaban el penúltimo día con una misa en la Plaza Mayor. El ultimo día se celebraba por la mañana muy temprano el Rosario de la Aurora por la calles del pueblo. Por la tarde a las 17:00 horas era la despedida con de la Virgen con Salve en la iglesia. Más tarde la despedida del Cristo para llegar sobre las 19:00 horas de regreso a su ermita en procesión.

           

Paso de la Virgen por la Cruz de la Ansomá antes de su llegada al pueblo.

Las Cuadrillas

Las Cuadrillas estaban divididas por barrios y comenzaban el día 9 de septiembre con la cuadrilla de La Cañá (La Cañada) para continuar los siguientes días con las cuadrillas de El Albadil, Calle Real, Plaza Morón, El Llanito, Plaza Arriba, La Rengailla, El Castillo, Casas Baratas y finalizaba la cuadrilla del Corral Concejo.

Los domingos no había cuadrillas, El 14 de septiembre es el día del Cristo de los Remedios celebrándose en su ermita una misa en su honor. Si la cuadrilla de El Llanito es antes de esta fecha también se celebra una Velada en su honor. El día 15 es la misa a la Virgen de los Dolores.

Los horarios de las misas de las cuadrillas eran entre las 21:00 y 21:30, luego se celebraba la Novena y la Procesión que tenía el siguiente recorrido: Iglesia Parroquial, calle Cisneros, calle Argüelles, calle Obispo López, Plaza Morón, Plaza Mayor, Iglesia Parroquial. Una persona de cada cuadrilla leía la lectura y luego varias hacían las peticiones. El rosario se rezaba todas las tardes a las 10.00 horas. Durante todos estos días la parroquia permanecía abierta.

La Virgen esperando su entrada a la iglesia al atardecer después de venir de su ermita en procesión..

Ofrendas

Cuando la virgen estaba en la plaza se le ofrecían ofrendas para recaudar dinero para afrontar los gastos de la patrona y su ermita. La gente llevaba frutas, dulces, tartas, buñuelos y otros productos para poder ser subastados. Esta tradición se abandonó porque con el tiempo la gente cada vez pujaba menos y muchas subastas quedaban desiertas. Al final de los actos religiosos había una verbena en la plaza.

 

El Día de la Asociación de Amas de Casa de Montehermoso

Actualmente es la Asociación de Amas de Casa de Montehermoso la que desde hace muchos años mantiene el día 7 de septiembre la costumbre de dedicar ese día a la Virgen de Valdefuentes, colaborando en la misa y procesión, y animando con sus cantes y bailes las calles de nuestro pueblo. Al son de castañuelas y tamboril se arrancan con garbo y salero bailando la jota y el pollo con alegría y buen humor. Luego toca comer en buena compañía degustando los buenos platos que nos ofrece nuestra tierra y a preparase para el siguiente año para que la feria no decaiga. Mi reconocimiento y respeto para todas ellas por tan hermosa labor.



Historias y anécdotas

De algunas historias y anécdotas que tengo recogidas recuerdo dos especialmente:

La primera era de dos hombres que se liaron de vinos en la feria y de regreso con la “melopea” (borrachera) se caían de los mulos, por lo que decidieron bajarse e ir caminando. Al llegar a la Cruz que estaba por La Nava se sentaron un rato a descansar y se quedaron dormidos. Al despertar por la mañana vieron que los mulos no estaban y salieron “enjilando” rápido el camino a casa, no sin poco sufrimiento en las cuestas donde hicieron varias paradas. Al llegar les dijeron a sus mujeres que les habían robado los mulos, sin saber ellos que los equinos habían ido solos al pueblo y se habían presentado en casa y fueron recogidos por sus mujeres que ya imaginaban semejante percal. Pero no solo era la bronca y buena por los mulos los que les esperaba, había que ver las caras de sus mujeres al intentar explicar en que se habían dejado las “perras” de lo que habían vendido.

Y la otra más cercana en el tiempo es de 1989 cuando se celebraba la feria en el pueblo y el ferial de ganado por la zona de La Bascula. Por aquel entonces vino a verme un amigo de Logroño que fue a ver las transacciones ganaderas y se quedó asombrado por la importancia del mercado. Me contaba que al terminar se fue de vinos con unos ganaderos de Montehermoso que parece ser eran de buen beber (igual que él), y que ya le dijeron que temían porque esta importante feria de ganado desapareciera con el tiempo, cosa que ha sucedido, y que con tan buen acierto avisaron.

 

Datos de interés

            Hay algunos datos de interés que conservo y que aparecían en informaciones que publicaba la parroquia de Montehermoso. Comienzo con la aparecida en una hoja informativa escrita a máquina en septiembre de 1988 en la que el párroco don Fausto nos dice que la virgen llegó el domingo 4 de septiembre desde su ermita.

También como novedad comenta la celebración de una procesión desde la iglesia a la plaza para celebrar allí la misa, subastando al final los brazos o piernas de las andas antes de entrar a la iglesia. Este acto tuvo lugar el jueves 22 de septiembre y el día después la virgen regresó a su ermita.

Hoja informativa año 1988.

Hoja informativa año 1995.

Hoja informativa año 1996.


ARCHIVO GRÁFICO JUAN JESÚS SÁNCHEZ ALCÓN























































Recibimiento en la ermita del cristo.

Recibimiento en la ermita del cristo.





Subasta de las andas antes de entrar en la iglesia.


Despedida de la Virgen en la iglesia a su regreso a la ermita.

Despedida de la Virgen por la Cruz de la Ansomá.


A mi buen amigo Domingo Quijada González







            Juan Jesús Sánchez Alcón