El Pan, el compadre, el vino y el vinagre.
Era una mañana fría
de invierno y en esto que un hombre miraba la calle tranquilo con su cigarro
asomado al portón de la puerta, mientras su mujer se afanaba en las tareas de
casa. El sonreía socarrón al ver cómo le echaba en cara su vagancia y lo poco
que le ayudaba en casa.
Al ver que después de
un rato seguía tan tranquilo sin menearse del sitio, decidió que hiciera algo de
utilidad y le encargo un recado.
– Anda tasaju, jadi argu y vaiti a por el pan –
(la palabra tasaju también se refiere
cuando se quiere decir que una persona es atolondrada o bobalicona).
El hombre se puso su
chaqueta de pana, cogió las perras (monedas) de la borcheta (Monedero, bolsa donde se guarda el dinero) y caminó calle
arriba a la tahona en busca del pan.
Al pasar por la Plaza
Morón se encontró con su compadre y este le dijo – ¿Andi vah compadri? –.
– Mira a compral el
pan, que ma mandau tu comadri –. Le contestó.
– El compadre que era
buen bebedor al igual que él, le dijo de inmediato. – ¿Quierih un vininu? Va a
sel solu un ratinu compadri –.
–
Güenu, jadremuh un ehfuerzu hombri, ya que tantu empeñu ponih en que vaya, que
voy a jadel si no. Total, un ratu andi quiera pasa –.
Y
el compadre le dice – Diti que sí, que un ratinu se saca de cualquier lau y
total, pa lo que tenemuh que jadel loh hombri en casa –. Y rieron los dos a
carcajadas.
A la hora pasa una hija del hombre que se dirigía
a casa y lo ve a la puerta del bar fumando, entonces le pregunta – ¿Papa, le ha
comprao el pan a Mama –.
–
No
ma dau tiempo hija –. Le contestó.
Los compadres vuelven
a bar y entre risas comentan como andará la comadre de cabreada. Envalentonados
hacen chistes y bromas, pero no sabe el hombre la que le espera.
Y pasó lo que tenía
que pasar, que entre chato y chato de vino, el hombre se machacó todas las
perras que tenía para el pan.
A las dos horas viene
otra hija del hombre y le dice – Papa, que dice Mama que me dé el pan –.
El hombre se empieza
a mirar los bolsillos disimulando y le dice balbuceando a su hija. – Eh que he
perdiu lah perras. Se me tienen que habel caiu en casa –.
La hija se va
cabreada, no sin antes decirle. – Papa, mire que la tahona va a cerral ya, que
como se enfade Mama ya verá, no se anda con bobeoh –.
A la hora de comer,
el pan seguía todavía sin llegar, entonces fue la hija más pequeña la que entra
al bar y le dice. – Papa, que ha dicho Mama que si no os vais a casa ahora mismo,
se presenta ella en el bar con una escoba de tamuja y os lleva a los dos a
escobazos por la calle abajo –.
De repente la cara
les cambió de inmediato, apuraron el chato de vino de momento. El tabernero al
verlos tan apurados, les dijo con sorna a los dos compadres que tanto se
mofaban antes de las mujeres.
– ¿Quereih otru
vininu muchachuh?, total la bronca ya la teneih igual de gorda si llegaih mah tardi
o mah tempranu –. Ni miraron a la barra, más que salieron los dos pitando del
bar y caminando ligeros iban murmullando los dos compadres bien recoloraos de la jartá de chatos de vinos que llevaban.
Cruzaron la Plaza
Morón a paso ligero y la hija pequeña iba delante gesticulando con la mano como
diciendo “déjate que entres en casa amigo”.
Ya llegando cerca de
casa vieron a lo lejos a la mujer asomada al portón hablando en alto y advirtiendo
a los dos borrachines de la que les esperaba. Enfrente un grupo de vecinas le
daban la razón y asentían con la cabeza diciéndoles toda clase de improperios.
– Vaya enjarmuh de hombrih señol –
– Vaya doh cuerpo sandungeruh –
– Voh ehta bien empleau –
Otra no decía nada,
solo levantaba la mano como diciendo “Hay cuando entres en casa amigo”.
El compadre se zurró
de miedo y se dio la vuelta por otra calle, con lo que “el que te cuento” se
quedó solo. Las hijas salieron todas riendo, hoy tocaba cobrar a otro decían.
Antes de entrar busco
la compasión de las mujeres que tenía enfrente de la acera y de otro vecino que
se acercó a ver el desenlace final. Pero una le dijo – Ya te pueh ir preparando
tasaju, hoy vah a sorbel vinagri (expresión que indica que una persona está cabreada
o enfadada) –. Y otra tiró otra puntada más – Vah a tenel jocicu retorciu pa
mah de una semana amigo, esu pa que vuelvah –. El vecino que estaba con ellas
solo asintió con la cabeza como diciendo “es lo que hay amigo”.
Entra el hombre en
casa y la mujer le espera en el pasillo escoba en mano – ¿Y el pan amigo? –.
– Eh que verá, iba yo a la tahona y me encontré
con el compadri y moh liamu a hablal y en ehtu que no sé porque, perdí lah
perrah a la puerta del bar –. Esa fue la contestación del hombre. Lo siguiente
que recuerda es un guantazo en la cara y el oído zumbando sin parar y a la
mujer diciéndole – Y déjate que se lo diga a la comadri, verah que derechuh
vaih a ehtal un tiempo loh doh compadrih. Encima de no jadel na en casa,
fartoni y borrachu. Anda camina andi tu madri a comel y cuando se te ehpabili
la mohca (borrachera) que llevah encima vienih pacá, que legu vamuh tu y yo a hablal bien hablau –.
Y el hombre sale a
la calle bufando con la mano de la mujer marcada en la cara y temblando, ahora tenía
que llegar a casa de la madre y no esperaba mejor recibimiento.
Moraleja
Si vas a comprar el pan,
cuidado con el compadre.
El vino te va a enredar
y en casa a sorber vinagre.