SAN
BLAS
San
Blas, mártir y obispo de Sebaste (en la actualidad Sivas, Turkia). Cuando el
emperador romano Licinio comenzó la persecución de los cristianos, Blas huyo
hasta ser capturado y por negarse a renunciar a su fe, fue desollado con peines
de acero para la carda o limpieza de la lana y fue decapitado en el año 316 d.
C. Por orden del gobernador Agricolao durante el mandato del emperador Liciano.
Tras
su muerte sus reliquias fueron trasladadas a Paris, donde fue nombrado santo
patrón.
Siglos
más tarde se convertiría en el patrón de los cardadores, dada la relación
aparente entre su muerte y este colectivo.
Acompaña
a San Blas fama de milagrero. En virtud de esa creencia ha sido venerada a lo
largo de los siglos su imagen por los cristianos, quienes le imploran auxilio
particularmente para el remedio los males de garganta.
Cuenta
la leyenda que hallándose en cautividad salvó la vida de un joven compañero de
celda a quien se atragantó una espina de pescado. Por ese motivo se pide hoy en
día ayuda para sanar todo tipo de males de garganta. De aquí proviene la
costumbre de bendecirlas el día de su festividad.
Antiguamente
la festividad de San Blas se celebraba el 15 de febrero, pero actualmente ha
sido trasladada al día 3. En algunas naciones de Oriente se celebra el día 11.
Desde
la edad Media se viene celebrando el ritual llamado “bendición de San Blas”.
Consiste esta ceremonia en colocar dos cirios encendidos delante de la garganta
del enfermo, hacer la cruz de San Andrés y rezar una plegaria. Este ritual lo
practican sobre todo en Alemania, bohemia y Suiza. En Roma ejecutan la
bendición de San Blas haciendo girar un cirio empapado de aceite en torno a la
garganta del postulante.
Desde
el siglo XVI se lleva a cabo la bendición del agua de San Blas. Tras ser
bendecida, con ella se unge y abreva al ganado para que no le ataque la
enfermedad.
Los Negritos de San Blas "Tradición Centenaria"